Zeferino García, originario de San Francisco Yateé, Villa Alta, en la sierra sur de Oaxaca, llegó con su familia a Los Ángeles, California, hace algunos años. Con cada paso en este nuevo suelo, ellos han logrado traspasar barreras y mantener viva la cultura oaxaqueña, tejida con hilos de memoria y amor.

Hoy se han erigido como guardianes de la celebración del Día de Muertos en Estados Unidos, como señala Iván Santiago, corresponsal de AMEXI en California. En la comunidad agrícola de Somis, en el condado de Ventura, cosechan las flores de cempasúchil y cresta de gallo que adornarán los altares de familias no solo mexicanas, sino también estadunidenses, lo que permite preservar esta tradición ancestral.
Al entrar en el terreno de Rancho Conejo, el aire fresco del campo acaricia el alma. Al adentrarse, el aroma y el calor de los campos oaxaqueños resuenan en cada rincón, evocando la inmensa variedad de productos que florecen en esta tierra donde “Dios nunca muere”.
Flores y cultura oaxaqueña en Los Ángeles
Rodeado de flores amarillas, anaranjadas y rojas, don Zeferino recuerda su llegada a Estados Unidos. “Llegando aquí, después de haber salido de mi casa con un morral y una muda de ropa, vinieron a mi mente muchos recuerdos de mi tierra oaxaqueña, y alguien tenía que hacer algo para mantener viva nuestra cultura”.

“Alguien tenía que hacer algo para fortalecer nuestras tradiciones y que nuestra cultura vibre también dondequiera que vayamos. En nuestro caso, nos venimos a Estados Unidos, específicamente a Los Ángeles, y esos oaxaqueños somos nosotros”, afirma, con la sabiduría de un maestro que abraza sus raíces.

Con la celebración de Todos los Santos a la vista, don Zefe comparte que es “una época de mucho sentimiento, de mucha tristeza.
Pero como los oaxaqueños, a todo le encontramos la manera de celebrarlo. Muchos lo hacemos en fiesta, no para el relajo, sino para estar unidos, abrazarnos y sentir el amor de la familia”.
“Así se elaboran altares para esta celebración. Hacen falta elementos que adornan un altar: la caña, las granadas, la flor de cempasúchil y la flor de cresta de gallo”, añade, mientras su familia se mueve entre los vibrantes colores de las flores, como si fueran parte del paisaje.
Cempasúchil de Oaxaca que se propaga al resto de EU
Convencido de que las flores son el complemento esencial para seguir con sus tradiciones, este zapoteco ha traído a Los Ángeles la riqueza de su tierra. “Lo que hacemos es para enseñar a los jóvenes a hacer cosas buenas e imitar estas acciones”.

Las flores de cempasúchil y cresta de gallo llegan a sus tiendas, La Expresión Oaxaqueña, Mayordomía 1 y Mayordomía 2, en el centro de Los Ángeles, donde estarán disponibles durante esta temporada.
“La mayoría de los paisanos oaxaqueños son quienes vienen a llevarse nuestras flores. Pero ahora, como nuestras tradiciones se han hecho tan populares, hay eventos en diferentes lugares y muchos vienen a traer sus flores para armar sus altares; incluso estamos enviando también a Washington, donde hay muchos oaxaqueños”, explica.
Don Zeferino, zapoteco emprendedor y maestro, concluye: “No lo hacemos por la cuestión económica. Lo hacemos como un complemento de lo que necesita nuestra gente. El cliente, nuestra gente manda, y lo que piden, tenemos que buscar cómo satisfacer sus necesidades”.
Así, esta familia oaxaqueña, que emigró persiguiendo sus sueños y dejando atrás su tierra y su cultura, no solo ha logrado crecer y superarse, sino que también ha llevado su rica herencia a otro nivel, floreciendo en un nuevo hogar.

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