Organizaciones civiles, pobladores y productores de miel denunciaron la pérdida de apiarios y abejas, además de daños al medio ambiente y a la calidad de vida en al menos 20 comunidades de 12 municipios de Yucatán por la contaminación que causan granjas porcícolas.
Representantes de la Red en Defensa del Agua y el Territorio Maya To´one Ja¨o¨on (Somos Agua) dieron a conocer que presentaron denuncias ante dependencias federales contra la industria porcícola en general en el estado por perjuicios a la producción apícola y en la salud de las familias de Kinchil, Maxcanú, Chocholá y zona nororiente de Mérida.
Las denuncias
Los respectivos abogados presentaron ayer las denuncias en las delegaciones del estado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y mañana lo harán en las mismas dependencias de la Ciudad de México.

La apicultora Matilde Dzib Dzul expuso que la cooperativa de productores de miel en Maxcanú, a 68 kilómetros al surponiente de Mérida, logró después de años de trabajo, esfuerzo colectivo y recursos propios certificar la miel como orgánica.
Sin embargo, señaló que perdieron ese reconocimiento por la presencia, desde 2019, de megagranjas porcinas.
Refirió que a unos 29 apiarios les cancelaron la certificación como productores orgánicos, es decir, fueron descalificados por la detección de agroquímicos y partículas de heces fecales detectadas en el dulce, derivadas de la contaminación de los mantos freáticos que generan las granjas de cerdos.
Esta situación genera pérdidas por casi 1.5 millones de pesos a los productores, porque ya no pueden vender la miel al precio justo en el mercado de productos orgánicos, situación que se agrava también ante la muerte de las abejas, pues el agua, aire y tierra en los alrededores de las granjas están afectados, expuso.
Dzib Dzul mencionó que, a menos de siete kilómetros de los apiarios, se instalaron desde 2019 megagranjas porcinas de la empresa Grupo Porcícola Mexicano Kekén del Grupo Kuo, así como la agroindustria NOVA (fabricante de fertilizantes y abonos), que son causantes de este perjuicio ambiental.

“La contaminación está destruyendo un proceso colectivo comunitario y ancestral construido a lo largo de generaciones. La apicultura para nosotros no es sólo un trabajo, es parte de nuestra identidad como pueblo maya. Nuestra relación con la tierra y con las abejas es nuestra forma de entender la vida y eso no tiene precio”, puntualizó.
Pese a ordenamientos de suspensión, empresas siguen en operación
A su vez, Wiberth Nahuatl Puc, vocero de los mieleros, expuso que la comunidad de Santa María Chi, al nororiente de Mérida, resiente los estragos en el agua que consumen y las pestes en el ambiente por la operación cercana de la granja porcícola Pecuaria Peninsular, propiedad de la familia Lóret de Mola.
Informó que se promovieron 12 amparos, de los cuales seis se desecharon y cuatro derivaron en suspensión definitiva de actividades, pero, lamentó, la empresa sigue en operación.
Mencionó que dicha granja, denominada también Santa María, es productora en tres niveles, de maternidad, destete y engorda de cerdos, a los que se les traslada a las procesadoras de Kekén.
La abogada Medina Carrillo informó que las denuncias formales que presentaron incluyen evidencias tanto de la Unidad de Química de Sisal (UNAM) como de la John Hopkins University, ante la presencia en sus análisis de coliformes totales, Escherichia coli y materiales fecales porcinas en muestras de agua para consumo humano en pozos y acuíferos.
Las instancias federales tienen atribuciones legales para intervenir legalmente en las granjas, de las que se calcula operan unas 800 en todo Yucatán, y en nueve casos la Federación otorgó los Manifiestos de Impacto Ambiental (MIAS) y una cantidad menor gobiernos estatales anteriores, agregó.
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