Estudiantes de medicina que realizan su residencia en el Hospital del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMYM) en Ecatepec, denuncian condiciones laborales abusivas.
Señalan que se trata de castigos encubiertos y jornadas que superan por mucho los límites legales y éticos, sin que las autoridades del hospital intervengan.
Los testimonios, brindados bajo anonimato para proteger la identidad de los denunciantes, apuntan a una cultura de jerarquía violenta y simulación institucional.
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Situación de los médicos residentes
Los médicos residentes de primer año (R1) son sometidos por sus compañeros de mayor grado (R2 y R3) a castigos no oficiales, que van desde tareas desproporcionadas hasta prolongadas jornadas que comprometen su salud física y mental, así como la seguridad de los propios pacientes.
“Se nos obliga a ingresar al hospital antes de las seis de la mañana, sacar datos de todos los pacientes hospitalizados, sin importar si son nuestros o no, y quedarnos hasta después de las ocho de la noche, incluso cuando ya cumplimos guardia o estamos postguardia. No tenemos horarios definidos de salida.”, denuncia una residente.
¿Qué son los “apoyos” para los R3?
En áreas como anestesiología, cirugía y traumatología, los castigos o que los R3 llaman “apoyos” incluyen:
- Permanencia obligada hasta altas horas de la noche
- Asignación de tareas punitivas como la entrega de hasta ocho artículos médicos en inglés resumidos en un solo día
- Limpieza de áreas comunes, como la residencia médica, aún cuando no se permite su uso a los R1
- Y exclusión de procedimientos clínicos, pese a estar previamente asignados
Además, denunciaron la realización de fiestas dentro del hospital entre residentes de tercer año, en horarios de guardia, en donde se ha reportado el consumo de alcohol.
“Mientras nosotros limpiamos, ellos festejaban en la residencia médica”, afirma una denunciante.
“Disciplina sí, pero sin abuso”
Los castigos, aseguran los residentes, no tienen un respaldo institucional formal. Son impuestos por los R3 con el argumento de que los titulares de enseñanza están al tanto, aunque no existen pruebas de ello.
Sin embargo, cuando se ha intentado exponer esta situación, la respuesta institucional ha sido evasiva o amenazante.
“Cuando nos quejamos, nos dijeron que, si no nos parece, renunciemos. Compañeros de ortopedia renunciaron por unos días, pero al regresar enfrentaron represalias aún mayores.”
La situación se vuelve aún más crítica al considerar que los residentes suelen trabajar más de 80 horas semanales, sin periodos de descanso establecidos ni tiempos para alimentación adecuada.
La falta de sueño y agotamiento extremo incrementa el riesgo de errores médicos durante procedimientos quirúrgicos.
“Estás en medio de una cirugía y te estás cayendo de sueño. No retienes información, no aprendes. Esto afecta la enseñanza, la atención al paciente y tu salud mental.”
Riesgo para los pacientes y para los propios médicos
Los denunciantes advierten que este sistema de castigos pone en riesgo la integridad de los pacientes y promueve prácticas peligrosas, como el uso de medicamentos controlados para resistir las jornadas.
“Muchos residentes recurren a estimulantes para mantenerse despiertos, lo cual abre la puerta a adicciones”, se alerta.
Silencio institucional
Los testimonios coinciden en que la enseñanza institucional se ha convertido en un esquema de simulación: los médicos adscritos descargan su responsabilidad en los residentes sin supervisión adecuada, y cualquier intento de denunciar genera represalias.
A pesar de que la situación de abuso en las residencias médicas ha sido expuesta incluso en conferencias presidenciales y tras casos trágicos como el suicidio de un médico residente en Monterrey, las respuestas institucionales han sido superficiales y de carácter temporal.
Un llamado urgente
Las y los denunciantes hacen un llamado a las autoridades estatales y federales de salud, así como a los órganos de supervisión médica, para intervenir y romper el círculo de abuso, omisión y complicidad que impera en hospitales como el ISSEMYM Ecatepec.
“Pedimos que se investigue a fondo, no solo por nuestra salud y formación, sino porque esto puede poner en riesgo directo a los pacientes. No se trata de eliminar la disciplina, sino de frenar el abuso.”
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