40 años del sismo de 1985: México entre la memoria y la prevención
Un país marcado por el sismo del 19 de septiembre de 1985
Sismo de 1985: La mañana del 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 horas, un terremoto de magnitud 8.1 sacudió el corazón del país. Desde las costas de Michoacán y Guerrero, la ruptura de una falla de 180 kilómetros liberó ondas sísmicas que, al llegar a la Ciudad de México, multiplicaron su fuerza en los suelos blandos del centro. Los edificios colapsaron, el Ángel de la Independencia se tambaleó y una ciudad entera quedó marcada por la devastación.
El investigador Carlos Valdés González, del Instituto de Geofísica de la UNAM, recuerda que la intensidad fue tan brutal que en algunas zonas capitalinas se sintió incluso más fuerte que en la propia área epicentral.
Desde entonces, el 19 de septiembre no es solo una fecha en el calendario: es un recordatorio colectivo de que la tierra tiembla y la memoria permanece.
Consulta: Prevenir y estar alertas, principales lecciones del terremoto de 1985: Carlos Valdés
La ciencia frente al desafío sísmico
Tras el desastre, México inició un camino de cambios profundos. El país comprendió que no bastaba con llorar a las víctimas: había que aprender de la tragedia.
El Reglamento de Construcciones del entonces Distrito Federal se transformó con nuevos criterios estructurales, clasificación de suelos y normas de reforzamiento para edificios vulnerables. Al mismo tiempo, nació el SASMEX, primer sistema de alerta sísmica de América Latina, que desde 1991 advierte con segundos de anticipación la llegada de ondas destructivas.
Hoy, esas alarmas se extienden a Oaxaca, Guerrero, Puebla, Morelos, Michoacán, Jalisco y al Estado de México. En cada simulacro nacional del 19 de septiembre, millones de personas interrumpen su rutina para ensayar lo que la memoria dicta: prevenir salva vidas.
La herencia del sismo de 1985: prevención y cultura ciudadana
A partir del 85, la prevención se volvió política pública. Escuelas, oficinas y edificios deben tener planes internos de protección civil. Se imparten capacitaciones en brigadas de evacuación, primeros auxilios y búsqueda y rescate.
Se reforzaron hospitales, escuelas y unidades habitacionales, mientras que programas de rehabilitación y demolición retiraron inmuebles en riesgo. La Ley General de Protección Civil, reformada en 2012, obligó a los tres niveles de gobierno a coordinarse ante emergencias.
El país aprendió también a mirar hacia afuera: Japón, Chile y Estados Unidos se convirtieron en aliados para intercambiar tecnología y conocimiento sísmico.
UNAM, laboratorio de conocimiento y alerta
La UNAM se consolidó como el gran cerebro sísmico de México. El Servicio Sismológico Nacional (SSN), que en 2025 cumple 115 años de operaciones, es uno de los centros de monitoreo más avanzados de América Latina, con equipos que trabajan las 24 horas del día.
Para garantizar su continuidad, en 2023 se inauguró un Centro Alterno de Monitoreo en Pachuca, equipado con servidores, videowalls y sistemas de respaldo que aseguran que, incluso en caso de falla en Ciudad Universitaria, el país no quede a ciegas.
El Laboratorio de la Mesa Vibradora del Instituto de Ingeniería, único en Latinoamérica, simula terremotos y permite ensayar cómo reaccionan las estructuras. “Este dispositivo no solo genera conocimiento, también forma ingenieros y protege a la sociedad”, explica Roberto Durán Hernández, investigador universitario.
Actualmente, más de 100 estaciones de monitoreo cubren el territorio nacional, con planes de expansión hacia Michoacán, Yucatán y Nuevo León.
El futuro: vivir con los sismos
El sismo de 1985 no fue el más fuerte de la historia de México. Hubo otros, como el de 1932 en Colima y Jalisco, o el de 2017 en Tehuantepec, ambos de magnitud 8.2. Pero ninguno dejó una cicatriz tan honda como el de aquella mañana de septiembre.
Cuarenta años después, la pregunta no es si habrá otro gran terremoto, sino cómo nos encontrará: ¿preparados y organizados, o sorprendidos otra vez por la fatalidad?
La respuesta, dicen los especialistas, depende de no olvidar la lección: prevenir, ensayar, reforzar y confiar en la ciencia. Porque en México, la tierra tiembla… pero la memoria también salva.
Lee: ¿México apuesta por la Inteligencia Artificial para la prevención ante sismos?