La discusión sobre el incremento a los impuestos saludables, en particular a las bebidas azucaradas, abrió un debate central: ¿a dónde irá a parar lo recaudado?
En entrevista con AMEXI, Iván Benumea, coordinador de Justicia Fiscal en Fundar, considera positivo la propuesta de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para aumentar las bebidas azucaradas.
Precisa que aumentar a tres pesos por litro el gravamen a las bebidas azucaradas es positiva; pero, el verdadero reto está en que esos recursos no se pierdan en la bolsa general de la Federación, sino que se etiqueten a políticas concretas.
“Nos parece fundamental que lo recaudado se asigne de manera directa a programas para la salud público”.
En este punto destaco programas y acciones como:
IMSS-Bienestar
Campañas de prevención de enfermedades cardiovasculares
Diabetes
Proyectos de agua potable en comunidades con altos niveles de consumo de refresco
Benumea también advierte que, sin reglas claras de a dónde se destinarán los impuestos saludable, corremos el riesgo de que el dinero se diluya en otras prioridades del gobierno.
Aunque la exposición de motivos del Paquete Económico menciona la creación de un fondo destinado a salud, el especialista subrayó que no existe regulación sobre su funcionamiento.
Esto, dijo, abre un vacío que podría restar credibilidad a la medida y alimentar la desconfianza ciudadana.
“La sociedad civil ha insistido en que este tipo de impuestos deben estar acompañados de transparencia y rendición de cuentas. Si sabemos exactamente cuánto se recauda y en qué se gasta, se refuerza la legitimidad de la política y se asegura un beneficio tangible para la población”, apuntó.
Efectos en la salud: menos consumo, más prevención
El impuesto a las bebidas azucaradas no es nuevo en México. Desde 2014 se aplica, aunque su cuota ha perdido valor con el tiempo.
Según Benumea, tras su implementación inicial el consumo bajó cerca de 9% en 2015, especialmente en hogares de bajos ingresos, los más expuestos a los costos de enfermedades como obesidad y diabetes.
“El objetivo principal es desincentivar el consumo y al mismo tiempo fortalecer los servicios de salud pública. Si con la nueva cuota de tres pesos logramos reducir aún más el consumo, ya habrá un beneficio.
“Pero para cumplir con recomendaciones internacionales, lo ideal sería que la cuota llegara a siete pesos por litro, con lo cual se garantizaría que el impuesto represente al menos el 20% del precio final de una bebida”, explicó.
Aunque la exposición de motivos del Paquete Económico menciona la creación de un fondo destinado a salud, el especialista subrayó que no existe regulación sobre su funcionamiento. AMEXI/FOTO/ OPS
Beneficios más allá de la salud
Para Fundar, la medida tiene un impacto transversal. Además de contribuir a la reducción de enfermedades crónicas, también puede generar efectos ambientales positivos, ya que la industria refresquera es una de las principales consumidoras de agua y de plásticos en el país.
“El debate sobre los impuestos saludables no solo es sanitario, también es medioambiental y económico.
“Al reducir el consumo, se reduce la presión sobre recursos naturales y se abre la posibilidad de que el Estado tenga más recursos para atender prioridades de salud pública”, señaló Benumea.
El especialista recordó que, en otros países, cada vez que se plantea un incremento en los impuestos a bebidas azucaradas o tabaco, las grandes corporaciones reaccionan con campañas para desincentivar su aprobación.
“Buscan convencer a la población y a legisladores de que un aumento en los impuestos será catastrófico para la economía, cuando lo que en realidad defienden son sus ganancias.
”Por eso es vital que la sociedad y el Congreso no caigan en estas narrativas y analicen la evidencia: estos impuestos funcionan”, sostuvo.
Un mensaje a la población
Finalmente, Benumea llamó a la ciudadanía a mirar más allá de las campañas empresariales y valorar los beneficios a mediano plazo.
“Se trata de tener menos enfermedades, más esperanza de vida y un sistema de salud pública fortalecido. Cada litro menos de refresco consumido significa menos probabilidades de padecer diabetes o hipertensión”, concluyó.
Carlos Lara Moreno es un periodista mexicano con casi 20 años de trayectoria, reconocido por su pasión, rigor y capacidad para estar siempre donde está la noticia. Su cobertura informativa abarca desde los pasillos del poder político hasta las zonas más afectadas por tragedias naturales, pasando por momentos históricos de alcance global.Originario del Estado de México y formado en el CCH Vallejo y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Carlos comenzó su carrera en TV UNAM y rápidamente dio el salto a W Radio, donde fue asistente de la Jefatura de Información y colaboró con medios internacionales de la Cadena Prisa. Su talento narrativo y capacidad de análisis lo llevaron a Televisión por Cable (TVC), donde pasó de redactor a coordinador nacional e internacional de información.En 2009 se integró a la Organización Editorial Mexicana, donde como reportero de El Sol de México cubrió la presidencia de Enrique Peña Nieto, los sismos de 2017 en la Ciudad de México y la devastación provocada por los huracanes "Ingrid" y "Manuel" en Guerrero, entre muchas otras noticias. Su trabajo ha dado voz a víctimas, comunidades marginadas y movimientos sociales.A nivel internacional ha sido testigo directo de momentos clave en la historia de la Iglesia Católica: cubrió la entronización del Papa Francisco y los funerales , el Cónclave en el que fue electo el Papa León XIV, así como otras coberturas papales en el Vaticano. También ha documentado conflictos diplomáticos como la ruptura de relaciones entre México y Ecuador.Actualmente, colabora con estaciones de radio y medios digitales tanto en México como en el extranjero. En redes sociales se define como “reportero todo terreno”, con presencia activa en X (antes Twitter) e Instagram. Su lema, “24/7/365”, resume su compromiso inquebrantable con el periodismo.(Y esto es solo una parte de su historia…)