Caifanes regresó al Palacio de los Deportes de la Ciudad de México para inaugurar una serie de cinco conciertos con un formato novedoso que incluyó un escenario giratorio 360°, instalado en el centro del recinto, que permitió a los más de 22 mil asistentes disfrutar el espectáculo desde casi cualquier ángulo.
Desde antes de las 21:00 horas, las gradas y la pista comenzaron a llenarse y el ambiente se llenó de alegría y nostalgia.
Fanáticos de larga data y nuevas generaciones se dieron cita en el “Domo de Cobre” desde temprana hora y al caer la noche, el recinto se iluminó con luces y pantallas envolventes.
Los celulares se levantaron al aire como si fueran un mar de estrellas, acompañando los primeros acordes.
Pese a un breve desperfecto en el audio al inicio del concierto, durante la canción “Aquí no es así”, el sonido se estabilizó rápidamente, y la voz de Saúl Hernández resonó con fuerza junto al coro del público.
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Su recorrido musical
El concierto ofreció un recorrido extenso por lo mejor del repertorio de la banda, que incluyó temas como “Para que no digas que no pienso en ti”, “Detrás de los cerros”, “Miércoles de ceniza” y “Mátenme porque me muero”, lo que despertó tanto nostalgia como euforia en el público.
La noche cerró con un broche de oro con un set final que incluyó clásicos de la banda como “La célula que explota” y “La negra Tomasa”, que hizo estallar en gritos y aplausos a miles de asistentes.
El cierre fue una explosión de energía, unidad y comunión en torno al rock nacional.
Homenaje social y conciencia colectiva
Esta presentación de Caifanes no fue sólo un recital de éxitos, pues durante la canción “Viaje astral”, el escenario y las pantallas proyectaron imágenes de escritoras, artistas e intelectuales mexicanas como Elena Garro, Rosario Castellanos o Graciela Iturbide en un tributo a las mujeres.
Poco después, la banda rindió un homenaje a las víctimas de desapariciones forzadas en México, al entonar “Antes de que nos olviden”.
El momento se volvió más emotivo cuando se proyectaron imágenes de manifestaciones y protestas, dándole al concierto una dimensión de memoria y solidaridad.
El vocalista Saúl Hernández aprovechó el momento para pronunciar una frase que resonó en el recinto: “se necesitan más hombres y menos machos”, provocando una ovación colectiva.
El gesto, simbólico y político, transformó el concierto en una experiencia de catarsis colectiva, donde la música y la lucha social convergieron en un solo momento.







