Elisa Marie acompañó a Geraldine Bazán en un evento especial y aprovechó el momento para expresar el enorme orgullo que siente por su mamá. No buscó protagonismo ni quiso que la vieran como la heredera natural del camino artístico de Geraldine; llegó simplemente para disfrutar con ella y apoyarla, como lo hace desde siempre.
Mientras Geraldine recordaba la portada que realizaron juntas hace diez años, Elisa observó a su mamá con una mezcla de nostalgia y cariño. En ese instante compartió la razón principal de su admiración: la resiliencia que define a Geraldine. “Mi mamá siempre enfrenta todo con la frente en alto. De verdad la admiro muchísimo. Es súper independiente y siempre pienso: ¡guau, qué padre tener una mamá así!”, dijo con una sinceridad que derritió a todos.
El cariño entre ellas fluyó sin filtros. Elisa resaltó la fortaleza con la que Geraldine se reconstruye, la sensibilidad que muestra con sus hijas y la manera en la que celebra cada etapa de sus vidas. Para ella, su mamá funciona como ejemplo constante de valentía, trabajo en equipo y amor incondicional.
A pesar de las expectativas externas, Elisa deja claro que no busca seguir exactamente el mismo camino del espectáculo. Quiere terminar la escuela, explorar intereses como la literatura en inglés o los negocios y construir su propio rumbo. Geraldine escucha esas decisiones con orgullo, porque valora la autonomía y la claridad que su hija demuestra.
Elisa también contó que su mamá la protege sin caer en celos exagerados, incluso cuando habla de su primer novio. “Le da ansiedad que me lastimen, pero confía en mí”, comentó entre risas. Esa mezcla de libertad y guía fortalece su vínculo y la hace valorar aún más la relación que comparten.
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Para Elisa, cada paso de Geraldine, cada victoria y cada desafío, sostiene una lección. “Mi mamá siempre se levanta. Siempre sabe quién es. Siempre nos enseña a hablar, a decir lo que sí y lo que no”, explicó.
Al final, Elisa solo necesitó una frase para resumir lo que siente: “Me encanta tener una mamá tan fuerte, tan independiente y tan increíble.”
Geraldine escuchó esas palabras con los ojos brillando… y sí, como siempre, con la baba escurriéndole de orgullo.







