Ozzy Osbourne, quien falleció a los 76 años, conquistó el mundo del rock con su talento, inspiró generaciones, rompió esquemas en la música, pero también se hizo fama por sus excentricidades y comportamientos controvertidos.
El vocalista de Black Sabbath se fue “en paz, rodeado del amor de su familia”, dejando un legado musical y una serie de acciones, a menudo bajo la influencia del alcohol o las drogas, que contribuyeron a su fama de rebelde y shock rocker.
La vida llena de excentricidades de “El príncipe de las Tinieblas” estuvo marcada por acontecimientos que van desde la decapitación de una paloma, orinar en una estatua, hasta morder la cabeza de un murciélago en un concierto.
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Las excentricidades de Ozzy Osbourne
Como líder de Black Sabbath, que fundó en 1968, Osbourne siempre se mantuvo a la vanguardia en el heavy metal, de la que se le considera pionero.
Sin embargo, se le expulsó de la banda por consumir sustancias ilegales en 1979 y luego alcanzó la fama mundial con su carrera en solitario, llena de polémicas y excentricidades.
John Michael Osbourne, su nombre real, construyó una fama de rebelde con su comportamiento errático.
En un repaso de lo que solía hacer, destacan varios acontecimientos que dejaron boquiabiertos a todos sus fans.
Y es que con toda su fama, Osbourne pudo hacer prácticamente de todo, como tatuarse él mismo en su casa o crear sus diseños.
De esa manera, se hizo de distintos tatuajes en diferentes partes de su cuerpo, entre los más llamativos estaban el esqueleto de vampiro en su pecho, un dragón chino o las letras OZZY en sus nudillos.
Por otro lado, los invitados del artista tenían que cuidarse las cejas si se quedaban en su casa, así como lo lees, ¡las cejas!, porque el artista solía entrar a sus habitaciones por la noche para cortarlas.
La paloma y el murciélago
El artista estuvo en el centro de atención con dos acontecimientos que hasta ahora siguen dando de qué hablar.
La anécdota de la paloma ocurrió cuando fue a firmar su contrato solista en CBS Records. Para ese momento, planeó soltar unas palomas, como símbolo de paz, pero bajo la influencia de las drogas, le arrancó la cabeza a una de ellas de una mordida.
Otro acontecimiento que en definitiva quedó entre los momentos más excéntricos de su carrera fue cuando un fan le arrojó un murciélago al escenario mientras daba un concierto en 1982.
Él sin dudar, lo mordió, pensando que era de goma. Posteriormente, dijo que el animal estaba vivo y que además tuvo que someterse a un tratamiento contra la rabia.
En diversas entrevistas y en su libro biográfico el artista reconoció que este incidente era de las peores cosas que le habían pasado en la vida.
Tiburones y hormigas
Entre sus peores historias relacionadas con animales está la vez que Ozzy se metió, como raya de cocaína ¡hormigas! por la nariz.
Él asegura que no recuerda ese episodio, pero se hizo público gracias a compañeros de industria como Nikki Sixx.
Y es que el músico era capaz de cualquier cosa, pues también Tony Lommi, otro de los músicos de Black Sabbath, señaló en una entrevista que Ozzy, durante una noche de fiesta llegó a arrastrar hasta la habitación de su hotel el cadáver de un tiburón y a pintar las paredes con su sangre.
Sin duda, Ozzy logró pasar a la historia como un referente del metal y no solo por méritos puramente musicales, sino por sus locuras como pasear un zapato como si fuese una mascota, orinar una estatua, y lanzar, allá por 2002, un reality basado en su vida, mucho antes de que las Kardashian protagonizaran un formato similar.