Luis Felipe Tovar no se esconde detrás de discursos tibios cuando habla de su hijo. El actor enfrenta de frente un tema que a muchos incomoda y lo hace con una convicción que desarma prejuicios. En una charla con medios, el también maestro de actuación habló con el corazón en la mano sobre la orientación sexual de su hijo Tadeo y dejó claro que en su familia el amor no negocia.
“Tadeo, mi orgullo”, soltó sin pensarlo. El brillo en sus ojos resumió todo lo que vino después. El protagonista de El Callejón de los Milagros celebró la autenticidad de su hijo y aplaudió la valentía con la que vive su identidad. Contó que siempre lo ha visto transparente, libre y educado, y que esa madurez afectiva supera —y hasta “rebasa”— la que él mismo tenía a su edad.
El actor reconoció la distancia entre la generación que lo formó y el mundo que ahora habita su hijo. Recordó los tiempos en los que la homosexualidad se castigaba, se señalaba, se ocultaba bajo amenazas sociales. “Era horroroso”, relató. Esa herida no lo amargó; lo transformó en un padre que acompaña en vez de censurar. Nunca le exigió esconderse, nunca le impuso etiquetas, nunca lo presionó para encajar en moldes ajenos.
Tovar habló de la relación que construyeron con transparencia absoluta. Conversan de todo: lo bueno, lo malo, incluso lo incómodo. Tadeo pide consejos, escucha… y después toma sus propias decisiones, como cualquier joven que se respeta a sí mismo. Y aunque la prensa insinuó si alguna vez sintió conflicto por la orientación sexual de su hijo, la respuesta se clavó con fuerza:
“Jamás. Nunca tendría por qué.”
El actor tampoco pretende convertirse en gurú romántico. Cuando le preguntaron si Tadeo recibe consejos sobre el amor, respondió entre risas: “¿Yo? En el amor tendrían que aconsejarme a mí. Soy el ejemplo a no seguir.”
Un hombre que se ríe de sí mismo difícilmente se deja intimidar por la opinión ajena.
Su posición va más allá de la vida privada. Desde hace 26 años, Tovar dirige una comunidad artística donde conviven estudiantes de todas las orientaciones. No etiqueta, no segrega, no presume tolerancia: practica respeto. Le interesa el contacto humano, la comunicación real y el derecho de cada persona a existir sin pedir permiso.
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El actor cuestionó a la hombría tóxica y a los “macho alfa” que imponen dureza para esconder fragilidad. Terminó la conversación con una frase que encendió aplausos y terminó con cualquier discusión:
“Todos cabemos en este planeta.”
Luis Felipe Tovar no habla de inclusión desde la teoría. Habla como padre. Como maestro. Como hombre que se rehízo emocionalmente. Habla desde un lugar que no necesita corrección política: el amor y el orgullo por su hijo.







