Ciudad de México 8 abr. (AMEXI).- La actriz mexicana María Félix, conocida como «La Doña», dejó una huella imborrable en la cultura mexicana y mundial, no solo por su talento en el cine, sino también por su fuerte personalidad, su estilo de vida y sus relaciones con grandes figuras del arte y la moda.
Este lunes, al recordar su nacimiento y partida, nos adentramos en los diversos aspectos de su vida que la convirtieron en un ícono atemporal.
María de los Ángeles Félix Güereña nació el 8 de abril de 1914 en Álamos, Sonora. Fue hija del militar y político Bernardo Félix Flores, y de Josefina Güereña Rosas. Tuvo once hermanos: Josefina, María de la Paz, Pablo, Bernardo, Miguel, Mercedes, Fernando, María Eugenia, Ricardo, Benjamín y Ana María del Sacramento.
Sus matrimonios
A la edad de diecisiete años, contrajo matrimonio en 1931 con Enrique Álvarez Alatorre, con quien tuvo a su único hijo, Enrique Álvarez Félix, nacido el 5 de abril de 1935. No obstante, el matrimonio llegó a su fin en 1938.
En una visita no especificada a la Ciudad de México, Alatorre deliberadamente se llevó al hijo de ambos a Guadalajara, negándose a devolvérselo. Ante esta dolorosa situación, Félix juró que algún día superaría a su exmarido y recuperaría la custodia de su hijo, una promesa que años más tarde cumpliría.
Su segundo matrimonio en 1945 fue con el célebre compositor Agustín Lara; sin embargo, los celos excesivos de Lara pusieron fin a su relación en 1947. La misma María afirmó que en un ataque de celos violento, Lara incluso intentó matarla.
En 1952, cuando María regresaba a México tras su estancia en Europa y Argentina, se reencontró con el actor y cantante Jorge Negrete. Tras un breve romance, la pareja contrajo matrimonio el 18 de octubre de 1952. Pero el 5 de diciembre de 1953, el famoso cantante falleció.
Su cuarto matrimonio fue en 1956 con el banquero francés de origen rumano Alexander Berger. María permaneció casada 18 años con Berger, quien falleció en 1974.
La época dorada del cine y su legado cinematográfico
La carrera cinematográfica de María Félix trascendió fronteras, destacándose en películas tanto mexicanas como internacionales. Sus inicios en España, seguidos por su trabajo en Italia, Argentina, y Francia, mostraron su versatilidad y carisma.
En películas como «La Monja Alférez» (1944), «Enamorada» (1946), y «La Cucaracha» (1959), donde compartió créditos con Dolores del Río, Félix demostró su capacidad para capturar la esencia de personajes complejos y poderosos. A pesar de retirarse del cine en 1970, su legado en este arte sigue siendo motivo de estudio y admiración.
Un estilo inigualable: moda, joyas y arte
María Félix no solo fue una estrella del cine; su vida personal y su estilo también generaron admiración y fascinación. Conocida por su elegancia y por ser musa de diseñadores de la talla de Dior y Saint Laurent, Félix tenía un gusto exquisito por la moda y las joyas.
Entre sus posesiones más destacadas se encontraban piezas únicas de Cartier, como el famoso collar de serpiente y el collar de cocodrilos. Además, su relación con el arte fue notable, siendo modelo para artistas como Jean Cocteau y Diego Rivera, y dejando un legado también en la literatura y la música, con obras dedicadas a ella por grandes figuras como Agustín Lara y Octavio Paz.
Un legado controversial y emblemático
La vida de María Félix estuvo llena de historias tan grandiosas como controversiales. Desde el rumor de que el rey Faruk de Egipto le ofreció la corona de Nefertiti, hasta su muerte el mismo día de su cumpleaños, generando mitos sobre su partida. Su testamento, que dejó todo a su joven asistente y nada a sus hermanos, causó revuelo y especulaciones sobre las circunstancias de su muerte.
María Félix fue mucho más que una actriz; fue un símbolo de fuerza, independencia y belleza. A través de sus películas, su estilo de vida y su interacción con figuras relevantes de su tiempo, «La Doña» dejó un legado que trasciende generaciones.
Su vida es un testimonio del poder de la autenticidad y el coraje, características que la convirtieron en una de las figuras más emblemáticas de México y el mundo. Recordarla es volver a descubrir la riqueza cultural de una época dorada del cine, la moda y el arte, elementos que ella supo conjugar como nadie.
María Félix sigue siendo, a 22 años de su partida, una fuente inagotable de inspiración y un recordatorio de que la verdadera elegancia y fortaleza vienen de ser fiel a uno mismo. Su vida, obra y estilo continúan cautivando a nuevas generaciones, asegurando que su legado perdure por siempre.







