El próximo 20 de noviembre, el Lunario del Auditorio Nacional se convertirá en un refugio para quienes buscan sanar el alma con poesía y música. Por primera vez en casi tres décadas de trayectoria, María San Felipe se presentará en este escenario con Por si volvieras, un espectáculo que trasciende la canción tradicional para convertirse en una experiencia sensorial.
“Es un concierto que no se canta, se siente”, explica la artista, quien ha hecho de la poesía su sello distintivo. “La música es la piel, pero la poesía es el corazón”, agrega con serenidad.
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La poesía como raíz y destino
Desde niña, en su natal Mérida, María encontró en los versos una forma de comprender el mundo. “Escribir fue mi manera de sobrevivir a lo que no podía decir”, confiesa. Con el tiempo, sus poemas se fundieron con la guitarra, creando un lenguaje propio que se mueve entre canción, palabra y emoción.
En Por si volvieras, esa fusión alcanza su punto más íntimo. La artista promete una velada que transita entre emociones profundas y silencios que también comunican. “Hay poemas que no necesitan música, pero hay músicas que nacen de un solo verso”, comparte.
Un ritual de emociones en el Lunario
Durante el concierto, el público escuchará temas como “Yo te quería a ti”, “Cobarde de mierda”, “Categoría cinco”, “Acuérdate”, “Lloré” y “Voy a volver a intentarlo”. María transforma el escenario en un espacio donde lo íntimo se vuelve colectivo.
“Subirme al Lunario es un abrazo que me devuelve todos los caminos recorridos”, dice. “No busco que me aplaudan, busco que el público se vea reflejado”.
Con más de 200 canciones y poemas escritos, y colaboraciones con Susana Zabaleta y Raúl Ornelas, María San Felipe consolida una carrera que se mueve entre la música, la poesía y el teatro. Su nuevo álbum en vivo grabado en Estudio 13 es testimonio de este momento artístico.
Una cronista del alma
Más que una cantautora, María San Felipe se define como “una cronista de lo que duele y de lo que sana”. En cada presentación busca que su público encuentre compañía en sus versos. “No hay mejor escenario que el silencio cuando alguien se conmueve”, afirma.
El 20 de noviembre, su voz y su poesía se fundirán en el Lunario del Auditorio Nacional, en una noche que promete ser un abrazo entre el arte y la emoción.
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