El Vaticano se vistió de luto con la muerte del papa Francisco, quien desde que asumió el pontificado mostró un estilo sencillo y humilde.
La elección del argentino Jorge Mario Bergoglio marcó un hito en la historia de la Iglesia Católica, porque por primera vez, el papa era originario de América Latina y pertenecía a la orden de los jesuitas, algo inédito hasta entonces.
Pero esas no fueron las únicas sorpresas, pues rompió con la tradición al elegir un nombre nunca antes usado: Francisco.
Ese nombre lo eligió en honor a San Francisco de Asís, un santo italiano del siglo XIII que fundó la Orden Franciscana y conocido por su humildad, austeridad y dedicación a los más necesitados.
Fiel a sus convicciones y a su llamado a la paz, a la unión y a acercarse y escuchar a todos sin importar sus creencias, ideología e incluso su religión, el papa se acercó a los jóvenes para escuchar y responder a sus inquietudes.
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El papa escucha a quienes no pensaban como él en “Amén. Francisco responde”
Tras una convocatoria en todo el mundo a una experiencia de sinodalidad, el papa Francisco dio el ejemplo a través de un documental llamado “Amén. Francisco responde”.
Consciente del poder de la imagen en la actualidad, el sumo pontífice se convirtió en el protagonista de este documental de Disney Plus en el que su principal objetivo fue escuchar y participar de la conversación.
El Pontífice se reunió con 10 jóvenes que lo cuestionan sobre las principales inquietudes de su generación frente a las posturas de la Iglesia, tales como identidad sexual, feminismo, aborto, migración, pérdida de fe y el rol de la mujer.
Dirigido por los españoles Jordi Évole y Màrius Sánchez, el papa se mostró distendido, sonriente y bromista, y en otros momentos, muy serio, conmovido y adolorido.
El largometraje fue filmado en junio de 2022 en un edificio del barrio el Pigneto de Roma, cuando el Papa padecía un intenso dolor en su rodilla derecha.
Aunque se mostró un poco frágil físicamente, siempre fue firme al contestar el cuestionamiento permanente de sus interlocutores, todos hispanoparlantes de entre 20 y 25 años, procedentes de España, Senegal, Argentina, Estados Unidos, Perú, Colombia.
Aunque en un inicio los jovenes estaban cohibidos por el inminente diálogo con el líder de la Iglesia Católica, tras la llegada de Francisco pasaron rápidamente de la timidez a la confianza, y a ratos a la vehemencia, abordando, entre otros temas, el rol de la mujer en la Iglesia, el feminismo y el aborto, el testimonio de fe y la pérdida de la misma, la identidad sexual, el drama de la migración y el racismo.