Martín de J. Takagui
Ciudad de México, 4 Jun. (AMEXI).- La mañana de este lunes 3 de junio, quedó reducido a escombros lo que fue uno de los más importantes cabarets de la segunda mitad del Siglo XX, «El Patio», que se convirtió en el castillo de los amores prohibidos de muchos políticos y la gente de sociedad.
Escoltado, desde la calle Abraham González, por lo que fue la vieja cantina La Trasatlántica, en la otra esquina, del lado de Bucareli, el Reloj Chino y al frente la Secretaría de Gobernación se podía ver la luminosa marquesina con letras rojas que anunciaba a los artistas nacionales e internacionales del momento.
En 1938, el empresario de medios de comunicación Emilio Azcárraga Vidaurreta vendió a Don Vicente Miranda, Conchita Vélez y Emilio Vélez, magnates de alta alcurnia de la época, el lujoso restaurante “El Patio Andaluz”, que más tarde se convertiría en uno de esos cabarets en los que actuaba el gran Germán Valdés “Tin Tán”, durante sus películas, pero aquí lo hacía en vivo.
Se derrumba El Patio
Los políticos, líderes sindicales, artistas de la época del cine de oro mexicano, adoptaron el lugar como un importante centro de encuentro.
El inmueble de construcción discreta en su fachada, pero, en su interior de estilo andaluz con cantera rosada; una decoración que iniciaba en el lobby con una fuente, mientras que en su interior los muros, barandales y escenario resaltar sus vivos dorados.
La gran escalinata curva que llevaba a la planta alta del lugar, vio descender a artistas como Pedro Vargas, el Trío Los Panchos o María Victoria, quienes con su talento cautivaban, mientras caminaban entre las mesas saludando a la concurrencia, que vestía de rigurosa etiqueta, mientras que algunas damas lucían sus pieles, que hacían estornudar.
Ahí fueron aplaudidas estrellas como María Félix, Édith Piaf, Eddie Fisher (ex esposo de Elizabeth Taylor), The Platters, Mario Moreno «Cantinflas» y Sarita Montiel; además de ser lugar preferido del muralista Diego Rivera, con su esposa Frida Khalo, el ex presidente Miguel Alemán, quienes asistían como comensales.
Para los años 60, artistas como Rafael, Angélica María, Enrique Guzmán, Jony Laboriel, entre otros brillaban en la imponente marquesina de Atenas 9, en donde se seguían sirviendo platillos internacionales con la más exquisita selección culinaria.
Sus manteles se manchaban con variedades de carnes, salmones y caviar, con quesos añejos y de la más alta calidad, así como bebidas como el champagne, vinos de cosechas de los campos más selectos del mundo, cognac de cuatro leras con los precios más caros en su carta.
Marca una época
A finales de la década de los 60, la estación de radio XEW, ubicada a unas cuadras de El Patio, transmitían en vivo los espectáculos que se ofrecían y con ello también se daba prestigio a ese centro nocturno.
En aquellos años, el reportero que escribe estas líneas acompañaba a su abuelo y escuchaba la programación artística de la W, por lo que desde entonces supo de la existencia del lugar y se despertó su curiosidad por estar frente a su escenario y presenciar la apertura del pesado telón de terciopelo.
Para los años 80, los artistas que se presentaban eran personalidades como Juan Gabriel, José José con muy largas temporadas, que por meses eran anunciados, principalmente en la radio.
Cantantes como Lucía Méndez, Thalía, Alberto Domínguez eran las estrellas de la marquesina; pero fue en 1983, cuando este reportero escuchó el anunció de que se presentaría el cantante español, José Luis Perales, gran ídolo del momento, y decidió hacer lo que fuera necesario para asistir a verlo.
Entonces trabajaba en un taller de hojalatería y pintura por las mañanas, debido a que en la tarde asistía a la Universidad Metropolitana Unidad Xochimilco. El salario de dos semanas completito fue usado para asistir al lugar al que llegó a bordo de un Volkswagen, modelo 1968.
Grandes personalidades se presentaron en el lugar
Espectacular e impresionante era la experiencia desde la llegada, ataviado con un traje gris que fue usado dos años antes para acompañar como chambelán a una quinceañera, esa noche lucía con una camisa blanca y una corbata azul que su padre le prestó.
El valet parking, por primera vez fue quien le dijo a este reportero Señor “bienvenido, que tenga una excelente noche de diversión” y tomó las llaves.
Con evidente cara de espanto avanzó por el pasillo hasta llegar a la sala principal, previo paso por los lujosos sanitarios, donde le asignaron la mesa correspondiente a su reservación.
Después de esa primera, interesante e impresionante experiencia, pasaron varios años en los que solamente desde la calle de Atenas veía la fechada, después este reportero fue asignado a la cobertura de la información que se emitía desde la Secretaría de Gobernación, cuya ventada de la sala de prensa, daba exactamente al frente de El Patio.
Ahí las noches de cabaret se iluminaban con aquella multimencionada marquesina, que bajo su luz iluminaba a los valets parking recibiendo a los elegantes comensales que acudían a divertirse y emborracharse.
En aquellas épocas, a principios de los años 90, fue cuando el reportero tuvo el tiempo y la economía para volver al lugar en diversas ocasiones, en donde también pudo presenciar y aplaudir a artistas como Yuri, Pandora, Chayanne, entre otros.
A pesar de su gran afluencia de visitantes, el centro de espectáculos no pudo competir contra la nueva modalidad de conciertos masivos, que comenzaron, tras la apertura del Auditorio Nacional y el Palacio de los Deportes, por los que cerró sus puertas en 1994, teniendo por última vez a José José en su escenario, mismo que lo vio nacer como artista.
