Sheyla alista para regresar a La Maraka con la emoción desbordada y un nudo en la garganta. El próximo 5 de diciembre despedirá el año con su show “Esto sí es despecho”, pero antes de hablar de boletos agotados y del público que ya presume su lugar en redes, la cantante se quebró al recordar a Juan Gabriel, el artista que marcó su vida dentro y fuera del escenario.
Todo comenzó cuando le preguntaron qué significó haber compartido escenario con íconos como Dulce y el Divo de Juárez. Sheyla intentó responder con calma, pero la voz se le fue cortando mientras evocaba la noche en que Juan Gabriel la invitó al Auditorio Nacional. “Canto Ya lo sé que tú te vas con Sinfónica y mariachi detrás de mí y siento que estoy viva… como que baja el Juan Gabriel que llevo dentro”, dijo con la piel erizada antes de cubrirse los ojos para contener el llanto.
La cantante confesó que todavía no ha podido ver el nuevo documental sobre él por temas de salud, pero sí recordó al Alberto que conoció personalmente: amoroso, brillante, lleno de historias y capaz de iluminar cualquier conversación. “Yo estaba cantando con la historia viva. Todos le decían el Divo de Juárez, pero para mí siempre fue el divino”, expresó entre lágrimas.
La anécdota que terminó por quebrarla surgió sin aviso: el día que se divorció, Sheyla viajó a la Basílica de Guadalupe para interpretar Te lo pido por favor. Cantó destrozada, con el corazón recién roto y un acta de divorcio todavía tibia en la bolsa. Días después, recibió una llamada: Juan Gabriel la había visto y quería cantar con ella en el Auditorio Nacional. “Él me puso en un lugar que yo no había logrado sola”, compartió con la voz totalmente quebrada.
El público que la escuchó quedará con esa imagen: Sheyla llorando no por dolor, sino por gratitud. Juan Gabriel, su guía musical y emocional, se convirtió en símbolo de supervivencia, fe y resiliencia.
Ya sin lágrimas, Sheyla retomó la fuerza que la caracteriza. Aseguró que el despecho la forjó, pero ya no la define. “Terminas con alguien y a chiflaros un mouser. Ya no llego a lo tóxico. No hay necesidad, el escenario y el público me sostienen”, afirmó.
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La fecha del 5 de diciembre en La Maraka se perfila como catarsis colectiva. Nada de shows genéricos: Sheyla promete voz, historia y emociones que raspan el alma. Su público ya lo sabe y por eso asegura su lugar, foto en mano, boleto en la pantalla, reservación presumida como trofeo.
El 2025 se despide con despecho… pero también con un homenaje implícito: el que Sheyla le sigue haciendo cada noche a Juan Gabriel desde el escenario, con lágrimas, agradecimiento y un corazón que aprendió a sanar cantando.







