Jesús Mejía. Corresponsal
Mérida, 29 jun (AMEXI).- Los citadinos y, en particular los descendientes de los pueblos originarios mayas, fueron sorprendidos con la caída de dos árboles longevos de gran tamaño en esta ciudad, uno de ellos considerado sagrado, una Ceiba, y el otro un centenario Ficus sobre el área de felinos del zoológico de esta ciudad.
Se trata de árboles singulares de gran tamaño que derribaron los vientos fuertes que afectan a Yucatán como producto de la circulación de ondas tropicales que alcanzan los 60 km/h, sin que se reportaran lesionados.
Aunque es habitual la caída de esos ejemplares vegetales en Mérida, ciudad que está asentado en una gigantesca planicie y es propensa a los vientos ya que no hay cerros ni montañas, lo ocurrido causó sorpresa porque se trata de gigantes, uno de ellos considerado como parte de los rituales entre las comunidades de maya hablantes.
El Ayuntamiento de Mérida informó que, debido a las lluvias y ráfagas de viento de ayer, un árbol Ficus de más de 100 años cayó sobre el área de los felinos del parque zoológico El Centenario, sin que resultara herido ninguno de los dos ejemplares que se encuentran resguardados.
Ante este incidente, el personal activó un protocolo de seguridad para garantizar el bienestar de los animales, que salieron ilesos al estar bajo resguardo en sus albergues debido a la lluvia, además de verificar que los daños en las instalaciones no representen un peligro para los visitantes.
Las cuadrillas de la Dirección de Servicios Públicos Municipales retiran las ramas y troncos del árbol de Ficus, que se encontraba en buen estado y había permanecido en el parque desde su inauguración en 1910, sin embargo, no resistió los embates de los fuertes vientos de la víspera.
Fuera del zoológico, apenas unos cien metros, una racha de vientos con lluvia derribó una Ceiba, árbol considerado parte de la religiosidad de las comunidades mayas, que ocupaba un gran espacio y se erguía vistoso sobre la calle 89-A.
De unos 20 metros de altura, la turbonada arrancó con todo y raíces esa joya de la naturaleza que, a decir de los vecinos, tenía unos 70 años de edad, por lo que trabajadores del municipio procedieron a serrarlo y despejar el área.