El resplandor del sol iluminó la puerta del Templo de las Siete Muñecas de Dzibilchaltún, Yucatán, en el amanecer de este día, en otro de los eventos arqueo-astronómicos del mundo maya que más convocan a visitantes nacionales y extranjeros.
Cerca de 3 mil personas se concentraron desde las 4:30 horas de esta madrugada para esperar la salida de Kin, la deidad maya solar en forma de disco brillante en el centro del principal templo de esta zona arqueológica ubicada al norte de Mérida, camino a Progreso.
Se trató de un espectáculo de luz y sombra en la fachada poniente del templo en la aurora de este 21 de marzo, que para los visitantes marcó el equinoccio de primavera y fueron numerosas las personas que levantaron los brazos para recibir “la energía solar”.
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Encuentro con la deidad solar
Con cobertores, chamarras y bufandas, ante la persistencia de un débil frente frío, remanente de la temporada invernal, familias enteras madrugaron para presenciar este encuentro con la deidad solar en Dzibilchaltún.
Durante unos 10 minutos el sol asomó por la puerta cuadrangular del lado poniente de la estructura, pese a la persistencia de una nube que finalmente cedió ante el astro rey, lo que constituyó un punto de encuentro con la sabiduría ancestral de los mayas en el campo de la astronomía.

Vestigios de los antiguos mayas
Centenares de personas se concentraron al final de la calzada orientada al Templo de las Siete Muñecas, así llamado ya que en exploraciones arqueológicas iniciales fueron encontradas siete piedras pequeñas de formas femeninas.
Además del cenote, los asistentes caminaron por el sacbé (o andador blanco), la plaza central y frente a los restos de una capilla colonial, además de un sinnúmero de vestigios arqueológicos que dan cuenta de la importancia que tuvo la zona en el comercio marítimo de los antiguos mayas, dada su cercanía con la costa.
El lugar de la escritura en las piedras
Dzibilchaltún significa en lengua maya “Lugar donde hay escritura en las piedras”, en alusión a las numerosas lápidas conmemorativas encontradas en el sitio, llamadas también estelas.
Según los expertos, hubo asentamientos desde el año 500 a.C., es posible que desde antes, y perduraron hasta la conquista de los españoles alrededor del año 1540 d.C.
El asentamiento abarcó unos 19 kilómetros cuadrados, siendo de tipo concéntrico, en los que se han hallado alrededor de 8 mil 400 estructuras.
La parte central está compuesta por numerosas construcciones monumentales que abarcan unas 25 hectáreas. En el resto del área se encuentran conjuntos arquitectónicos dispersos con pirámides y edificios abovedados.
Se cree que pudo haber alcanzado una población hasta de 40 mil habitantes, lo que la coloca como una de las ciudades antiguas más grandes de Mesoamérica.