Francisco Castellanos J. Corresponsal
Tzintzuntzan. Mich,, 3 jul (AMEXI).- La Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) exhortó a la Iglesia a respetar plenamente la autoridad comunal y la función cultural que ha adquirido el Exconvento Franciscano de Santa Ana, en Tzintzuntzan, no es propiedad de la Iglesia y es preocupante que las autoridades eclesiásticas insistan en querer tomar posesión del inmueble», aseveró la titular de la dependencia, Tamara Sosa Alanís.
La intromisión del clero en los bienes de las comunidades originarias, consideró, es totalmente inaceptable y anacrónico, pues desconoce la historia de nuestro país que, en el siglo XIX, debido a una Guerra de Reforma, eliminó la posibilidad de que el poder eclesiástico tuviera acceso a la propiedad de bienes públicos.
En este contexto, dijo que el Estado es un garante del respeto a los usos y costumbres de la comunidad, así como a la decisión que las autoridades tomen para su resguardo, pues debe anteponerse la unión de la población.
Sosa Alanís agregó que la nueva realidad en Michoacán obliga al Estado, a la sociedad y a la Iglesia a escuchar y respetar a las comunidades indígenas a efecto de generar una nueva forma de diálogo con esas comunidades.
Recordó que el Exconvento está en resguardo de la comunidad y que desde 2012 se abrió al público como Centro Cultural Comunitario Tzintzuntzan con la inauguración del Museo Antiguo Convento Franciscano de Santa Ana, parte de la Red de Museos del INAH, en donde se exhibe acervo prehispánico y virreinal, lo que lo ha convertido en un lugar de encuentro comunitario, así como de difusión cultural.
Por tal motivo, recomendó al poder eclesiástico se abra al diálogo con la comunidad, tomando en cuenta que existe un sistema normativo de acuerdo a sus usos y costumbres, para que se logre una sana convivencia y se evite conflictuar internamente a la población.
El convento de Santa Ana de Tzintzuntzan es un ex convento franciscano del siglo XVI ubicado en la población de Tzintzuntzan, en el municipio del mismo nombre, en el estado de Michoacán.
El conjunto conventual presenta en sus inmuebles los estilos arquitectónicos plateresco y barroco, destaca en su arquitectura por la presencia de grabados prehispánicos integrados en la construcción, así como la conservación de murales al fresco del siglo XVII y XVIII.
En su historia sobresale por ser escenario de la obra social del príncipe danés fray Jacobo Daciano en su travesía por Michoacán, y de otros frailes importantes como fray Martín de la Coruña, fray Jerónimo de Alcalá, fray Maturino Gilberti, fray Pedro de Pila, así como la obra del humanista español Vasco de Quiroga siendo primer obispo de Michoacán.
Además fue el primer convento que fundaron los misioneros franciscanos en Michoacán, es parte del patrimonio que conforman las Misiones conventuales de Michoacán y de la significativa ruta cultural-turística denominada la “Ruta Don Vasco de Quiroga”. Actualmente el conjunto conventual se encuentra restaurado.
El primitivo recinto fue dedicado por los franciscanos a Santa, pero el edificio actual tiene la advocación de San Francisco.