El oro, metal al que los pueblos mesoamericanos sólo le asignaron un valor simbólico como excremento de los dioses, tuvo su máxima expresión en la muestra de 162 piezas de la cultura prehispánica inca que se exhibió en el Banco Central de Brasil titulada “Tesouros Ancestrais Do Peru”.
Durante la época de la Colonia se desató el rumor de que en el llamado Nuevo Mundo prevalecía abundancia del metal áureo. Con la llamada “fiebre del oro”, pronto los conquistadores españoles y portugueses fueron presas de las leyendas de grandes tesoros.
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La supuesta existencia de un reino con grandes riquezas motivó numerosas expediciones y se mantuvo vigente hasta el siglo XIX. En este contexto nació El Dorado, una ciudad de oro legendaria promovida por los conquistadores y concebida por muchos exploradores en Colombia, las Guyanas, pero nunca fue encontrada.
Ante las expectativas por el oro aún vigentes, el Centro Cultural del Banco de Brasil presentó con fuertes medidas de seguridad de septiembre a noviembre de este año la inédita colección de 162 piezas en cerámica, cobre, plata y textiles con acabados o cien por ciento elaborados con el metal dorado.
Investigadores e historiadores apreciaron piezas elaboradas entre el año 900 a. de C. a 1600 d.d.C
La muestra suscitó el asombro y el interés de investigadores e historiadores, pero también de artesanos, joyeros y todos aquellos dedicados a la filigrana ante el evidente dominio de la fundición y la compleja elaboración de piezas de gran formato como pectorales y tocados, además de joyas, incrustaciones y miniaturas.
En coordinación con el Ministerio de Cultura de Brasil, el Banco de Brasil presentó la exposición procedente del Museo del Oro del Perú con piezas cuya elaboración abarca del 900 a. de C. a 1600 d.d.C pertenecientes a diversas civilizaciones que se extendieron a lo largo de la Cordillera de los Andes.
De más allá de las fronteras del imperio inca, considerada una de las más vastas civilizaciones de América en la época de la conquista europea, provienen muchas de las piezas que revelan un cúmulo de conocimiento y maestría en la confección de objetos de metales preciosos.
El hecho de que fueran sociedades anteriores a la Conquista española o portuguesa que no utilizaban el dinero como instrumento de intercambio económico contrasta con la apreciación del oro que servía y sirve como reserva de capital por parte de los europeos.
En medio de estrictas medidas de seguridad se exhibió un penacho y un cuchillo de oro, así como coronas de plata
Cada uno de los objetos exhibidos contiene información sobre religión, rituales, usos, costumbres y cotidianeidades que revelan estructuras sociales complejas y una vasta gama de conocimientos técnicos.
En medio de estrictas normas de acceso, con puertas dobles, blindadas, previa acreditación, ante la presencia de agentes, los visitantes pudieron observar tocados o coronas y un cuchillo ceremonial de oro y plata con incrustaciones de piedra crisocola de uso funerario de la cultura Lambayeque del norte de Perú.
También resalta un penacho de oro en forma de un híbrido entre ave y murciélago y una taza ceremonial zoomorfa de la cultura nasca e inca, respectivamente, además de máscaras funerarias, collares, narigueras y aretes de figuras humanas, entre otras piezas de gran valor cultural.
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En los pueblos de Mesoamérica, el oro se utilizaba en objetos de culto y ceremoniales, y su explotación se realizaba mediante técnicas rudimentarias. Aunque México no es geológicamente rico en oro, diversas culturas prehispánicas lograron aprovecharlo en cantidades modestas.