Por su carácter ancestral, místico y comunitario, con una profunda representación étnica e intercultural, el estado de Oaxaca buscará que su Fiesta de Muertos sea reconocida como Patrimonio Cultural e Intangible de la Humanidad por la UNESCO. La iniciativa busca visibilizar el valor ritual, artístico y social de una celebración que une a las comunidades oaxaqueñas en torno a la memoria, la espiritualidad y la vida compartida.
Tradición viva con raíces profundas
La secretaria de Turismo estatal, Saymi Pineda Velasco, informó que ya se trabaja en coordinación con diputados locales y federales para impulsar el reconocimiento legal. “A diferencia de otras plazas del país, donde también se celebra a los muertos, la tradición de Oaxaca en el Día de Todos Santos es la más representativa de México, por su cosmovisión, su mensaje ritual y su mezcla entre lo prehispánico y lo comunitario”, afirmó.
Pineda Velasco subrayó que esta festividad trasciende diferencias ideológicas y se convierte en un momento de reencuentro familiar, de alegría compartida y de expresión cultural colectiva. Después de la Guelaguetza, considerada la fiesta más importante de Latinoamérica, la celebración de Muertos en Oaxaca se posiciona como una expresión única de atractivo nacional e internacional.
Turismo, derrama económica y programación cultural
Para esta temporada, Oaxaca recibirá 120 vuelos provenientes de seis destinos nacionales y seis internacionales, lo que permitirá la llegada de más de 90 mil turistas. Se prevé una ocupación hotelera del 80.7% y una derrama económica superior a los 310 millones de pesos, consolidando a la ciudad como uno de los principales destinos culturales del país.
Las calles de Oaxaca se llenarán de color y vida con 140 actividades culturales, entre ellas el Sendero al Mictlán, que incluirá esculturas monumentales en el Andador Turístico de la calle Macedonio Alcalá. También se realizarán exposiciones, concursos de fachadas, altares comunitarios, y muestras gastronómicas de pan de muerto y mole negro, además de festejos dancísticos diversos que integran expresiones tradicionales y contemporáneas.
“Oaxaca es la tierra donde Dios nunca muere”, concluyó la funcionaria, al destacar que esta tradición no sólo honra a los difuntos, sino que celebra la vida en comunidad, con una gran fuerza ritual.
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