Por Luis Ayala Ramos
En Ixtapaluca, Estado de México llenar un par de cubetas con agua se ha convertido en un acto de supervivencia. El agua llega apenas seis horas a la semana, en tres días diferentes, y su presión apenas alcanza para abastecer lo básico.
Esta escena se repite en miles de hogares de Ixtapaluca, donde más de 80 mil familias de diferentes colonias padecen cortes constantes en medio de una crisis hídrica que golpea con fuerza al Estado de México.
“Nos hemos acostumbrado a sobrevivir con lo mínimo y cuando no alcanza tenemos que pagar porque una pipa del mismo gobierno nos traiga agua”, relató María, vecina de la colonia Rey Izcóatl.
Como ella, miles de habitantes aseguran que el acceso al recurso vital se ha vuelto un lujo.
Promesa de cambio se diluye
A dos años del gobierno de Delfina Gómez Álvarez, la promesa de cambio se diluye en una realidad marcada por la escasez de agua. Datos oficiales señalan que seis de cada diez presas, embalses y acuíferos de la entidad están en estado crítico.
En el Valle de México, el volumen de agua disponible por habitante descendió de 191 m³ en 2005 a 139 m³ en 2025, y podría caer aún más en los próximos cinco años, de acuerdo con investigadores de la UNAM.
El economista ambiental Eduardo Vega López advirtió que la crisis no solo responde al cambio climático, que avanza 2.5 veces más rápido en México que en el promedio mundial, sino también a la deficiente gestión.
“El agua de lluvia termina en el drenaje por falta de infraestructura para capturarla o reutilizarla”, alertó.
Construcción de cinco nuevos pozos en Ixtapaluca
Frente a este panorama, el anuncio estatal de construir cinco nuevos pozos en Ixtapaluca representó una posible salida.
Sin embargo, la esperanza duró poco: ninguno se ubicará en la zona alta, donde se concentra la mayoría de los afectados.
Vecinos recordaron que ya existía un proyecto viable en esa zona, impulsado por la exalcaldesa Maricela Serrano Hernández y respaldado por estudios geológicos. Ignorarlo, aseguran, refleja un sesgo político.
“Se castiga a quienes no son cercanos al actual alcalde, Felipe Arvizu. Nos dejan sin agua cuando saben que es una necesidad vital. Esto no es casualidad”, acusó el delegado comunitario José Luis Piñones.
¿Qué plantean los afectados por la falta de agua?
La tensión se alimenta además de denuncias ciudadanas y videos en redes sociales que muestran pipas del organismo OPDAPAS Ixtapaluca abasteciendo agua en la Ciudad de México y otros municipios, mientras las comunidades más necesitadas permanecen desabastecidas.
Los afectados planean solicitar directamente la intervención de la gobernadora Delfina Gómez, no solo para exigir agua, sino también para denunciar al alcalde Arvizu por cerrar las puertas a sus reclamos, pese a que el precio del servicio aumentó en más de 200 por ciento este año.
Para los vecinos, el mensaje es claro:
El agua se ha convertido en un recurso de control político. La exclusión de la zona alta de los proyectos estatales y la venta irregular de pipas refuerzan la percepción de que la escasez no solo es consecuencia de la crisis climática, sino también de decisiones gubernamentales que privilegian intereses particulares sobre un derecho humano esencial.
