Acapulco, 27 sep. (AMEXI).- Gisela y su hija, Fernanda, viajaron a Acapulco para festejar el cumpleaños 28 de la joven estudiante, pero lo que sería un festejo se ha convertido en una situación de vida complicada, al resultar afectadas por el paso del huracán John en la costa mexicana del Pacífico, especialmente en Acapulco, de donde ya es casi imposible salir.
Ellas llegaron el domingo a la Zona Diamante del puerto de Acapulco; no sabían del informe emitido por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), a cargo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), que advertía de la formación de la depresión tropical Diez-E y que en las próximas horas se convirtió en tormenta tropical.
El fenómeno meteorológico se estacionó varias horas a 265 kilómetros de Punta Maldonado, Guerrero, lo que permitió que cargara más agua e incrementara su fuerza hasta convertirse, a las 12:00 horas del 23 de septiembre, en el huracán John con categoría 1 en la escala Saffir-Simpson.
Esta es la magnitud de la contingencia que se vive en Acapulco.
Este es solo uno de los tantos rincones de la ciudad, la llamada zona Diamante. Y esta situación se repite en todos los rincones de Acapulco, la parte alta, la zona poniente, la zona conurbada y la zona rural.… pic.twitter.com/U6JoH8lnqj
— Abelina López Rodríguez (@AbelinaLopezR) September 27, 2024
Tres horas después ya era categoría 2 y a las 21:15 de ese lunes tocó tierra al sur-suroeste de Marquelia, Guerrero, como huracán categoría 3 con vientos máximos sostenidos de 195 kilómetros por hora (km/h) y rachas de hasta 220 km/h, según informó el SMN en un comunicado.
La cantidad de agua que John descargó sobre Oaxaca y más en Guerrero ha dejado nuevamente bajo el agua a Acapulco, Coyuca de Benítez y otros municipios guerrerenses.
Hoy, miles de personas están sufriendo los embates del huracán John, 335 días después de que el huracán Otis descargara su furia sobre la misma zona y casi las mismas personas.
Desaparecidos, destrozos y tres metros de agua acumulada
Fernanda y Gisela viven, como turistas, los efectos del huracán: su vuelo se canceló, no tienen agua, electricidad ni gas, la poca comida que tenían la han racionado y esperan, «confían en Dios», que el domingo podrán salir del puerto.
“El vuelo de hoy (viernes 27 de septiembre) se canceló por obvias razones y el otro está programado para el domingo. Estamos confiando, y con fe, que ya no llueva para poder despegar”, comentaron en un mensaje a sus familiares, en la Ciudad de México.
Las noticias no son buen augurio, apenas este viernes se daba a conocer que en algunas zonas de Acapulco el nivel del agua ha subido hasta tres metros, que es casi imposible entrar y salir de la ciudad por los deslaves de cerros y bloqueos de carreteras por árboles, rocas y postes tirados.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana emitió la Declaratoria de Emergencia para Acapulco de Juárez; ya desde el día 23 habían emitido otra para Guerrero en general y Oaxaca.
Mientras, a cuentagotas van cayendo los mensajes que envían por WhatsApp:
“Sé que están preocupadas, y les agradezco mucho. Todo lo que sale en las noticias está pasando y cañón; ya saquearon los Oxxos más cercanos. Nosotras (sobrevivimos) con algo de víveres, racionándolos”.
“No tenemos agua en las llaves, hemos utilizado la de la alberca para bañarnos, hasta el día de hoy, y para el baño”.
“No tenemos gas, hoy pudimos comer mejor; me dieron oportunidad de guisar algo rápido”.
Gisela cuenta a sus hermanas que están en una casa donde vivieron la intensidad de los vientos del huracán John.
Allí esperaron a que pasara todo, pero la lluvia no cesa y eso les ha ido reduciendo sus oportunidades de salir, de comer mejor, de enterarse por la televisión o la radio de lo que a su alrededor sucede.
Cuando se quedaron sin luz y sin gas decidieron a tocar las puertas de los vecinos, a ver si alguien podía cocinar. Afortunadamente se encontraron con Laura, primero, así como con Liz y su familia.
En sus textos, Gisela brevemente menciona a Laura: “La vi hoy, está sola, recién operada de cataratas, y no me dio chance de guisar porque no sabía cuánto gas le quedaba y ella estaba solita, así que le agradecí y regresé con sartén y comida cruda, hasta que toqué en otros departamentos y abrió Liz”.
“Les comento que para salir de aquí o que entren está en chino, por eso veo negro que entren a surtir el tanque de gas 😞”, explicó a su familia, a la que les contó que siguió su búsqueda para cocinar lo que ella y su hija tenían reservado.
“Hoy que fui con una vecina a guisar; les dio tanto gusto ver a alguien y nos abrazamos bien fuerte. Resulta que vinieron a festejar el cumpleaños de su hijo de seis añitos”, relató.
A ellos “les cancelaron el vuelo de hoy, como a nosotras; saldrán el domingo en el mismo vuelo, con las condiciones climatológicas al cien, que también así lo decreto, pero lo mejor: ¡tienen carro! y ya me dijo que podremos irnos con ellas”.
“Son tres: la mamá, más grande que yo; Liz, como de 40 años, y el chiquillo de seis. Entonces son coincidencias y un ángel designado por Dios, porque llegué ahí tocando muchas puertas”, añadió.
Tras mencionar sus peripecias para buscar ayuda entre sus vecinos, Gisela contó que la situación en Acapulco es muy difícil y a cada momento se complica más.
“La cosa no es tan sencilla como quisiéramos: el aeropuerto inundado y las calles para llegar, terribles, solo en camionetas altas, taxis no entran. No tenemos microondas porque ayer que se fue la luz y el horno se tronó”.
Resiliencia, miedo, fortaleza
“Vaya que todo puede cambiar… y no se crean, se siente temor. No sé si el venir fue erróneo o destino, lo que sí sé es que por experiencia, resiliencia, miedo y todos los sentimientos posibles están presentes”, agregó Gisela, en un resumen que seguramente repiten quienes hoy sufren los efectos de John.
Pero “quiero seguir como planeamos este viaje, contentas, con metas y madurando. De aquí saldrán varias experiencias y anécdotas, que cuando regresemos -porque Dios quiere que estemos allá y nosotras, más- les platicaremos… o las callaremos. Mientras, a fortalecer la mente”.
En las próximas horas, los remanentes de #John generarán #Lluvias extraordinarias en #Colima, #Guerrero y #Michoacán. Más información en https://t.co/MMFkw5VlCx pic.twitter.com/Nu44EPaTA6
— CONAGUA Clima (@conagua_clima) September 28, 2024
Ahora, contra Michoacán
John no se ensañó solamente con Acapulco, el fenómeno se introdujo tierra adentro pero no lo suficiente, pues regresó al océano, donde recobró fuerza y la categoría de tormenta tropical; el mediodía de este viernes ha vuelto a tocar tierra, en Aquila, Michoacán.
Ahora se pronostican lluvias extraordinarias para Colima, Guerrero y Michoacán, así como torrenciales para amplias zonas de Oaxaca y Jalisco, en tanto que el centro del país enfrentará lluvias muy fuertes, según el último comunicado de la Conagua.
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