Leonel Durante López. Corresponsal
Tapachula, Chis., 25 jul (AMEXI).-La Iglesia católica hizo un llamado enérgico al Gobierno federal y estatal para atender el grave problema de violencia que sufren habitantes de los municipios de la Sierra y de otras regiones del estado, que en los últimos días se ha convertido en la zona de enfrentamientos de los carteles de la droga.
En un comunicado firmado por el obispo emérito de la Diócesis de Tapachula y arzobispo electo de León, Guanajuato, Jaime Calderón Calderón y 15 sacerdotes, lamentaron la actitud de indiferencia asumida por el presidente, Andrés Manuel López Obrador y del gobernador, Rutilio Escandón Cadenas ante la ola de violencia que nadie la ha podido frenar.
Además, los acusaron y responsabilizaron de ser cómplices e indiferentes, ante la situación de violencia que desde hace dos años prevalece en municipios y comunidades de la Sierra Madre y de ordenar al Ejército Mexicano y Guardia Nacional de no intervenir para proteger a la población, lo cual pone de manifiesto su indiferencia y complicidad con los grupos criminales, al no querer reconocer la realidad que enfrentan las familias de la Sierra.
Ello, destacaron, aunado al rezago y la pobreza ancestral que han padecido en esta zona, así como vivir con el temor de ser secuestrados en sus comunidades y pagar el derecho de piso al cártel que les corresponda según dónde vivan, entre otros factores agrava aún más su situación.
Al respecto, los sacerdotes lamentaron la presencia permanente de los cárteles de la droga que se disputan el territorio de la zona Sierra, yendo y viniendo por todo el territorio ante la indiferencia y complicidad aparente de la Guardia Nacional y del Ejército Mexicano, así como con la complacencia del Gobierno federal, sin importar que a los más pobres de Chiapas los obligan a pagar precios muy altos, la escasa mercancía que se vende en los negocios, ya que de sus ganancias deben sacar la cuota que les dé derecho a mantener su trabajo.
Sobre el particular, el obispo Jaime Calderón recordó, que en las fechas, 20 y 22 de julio, los pobladores fueron amedrentados, amenazados y obligados a participar como escudos humanos en los enfrentamientos de los cárteles de la droga, de ahí la desesperación de los pobladores chiapanecos.
Reiteró que la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano no hacen nada por la población, aun cuando la ven sufrir día a día y se vuelven a preguntar: ¿hasta cuándo van a vivir tratando de esconder una realidad triste y dolorosa que nosotros vamos cargando día a día?
Sin embargo, reconoció que no se puede negar que los cárteles controlan a las comunidades a través de personas de estas mismas, a los que, pagando un sueldo, el cual los ha hecho olvidarse del sufrimiento y la muerte de sus propios hermanos.
Enseguida pidió a los habitantes de la Sierra no callar la situación de violencia y derramamiento de sangre, al que los ha sometido el crimen organizado. “Nos amenazan y nos quieren someter al silencio para que, más allá de nuestro territorio diocesano, no se sepa ni se crea lo que estamos viviendo y sufriendo día a día, por lo que es necesario buscar la forma de contar nuestra vida, de decir nuestra palabra, de dar a conocer lo que vivimos”.
Los 15 prelados confiaron que la transición en el Gobierno federal y del estado, no sea un argumento para dejarlos en el olvido de las próximas administraciones.