Leonel Durante. Corresponsal
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 31 mar (AMEXI).- Los últimos acontecimientos de violencia registrados en los municipios de Chenhaló, Pantheló y San Cristóbal de las Casas han generado miedo entre la población de esas comunidades para salir a votar el próximo 2 de junio y elegir a su nuevo gobernador, renovar el Congreso local y a los 124 presidentes municipales.
Ello, debido a los enfrentamientos entre los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación por la disputa de la zona fronteriza sur de esta entidad, la cual desde hace varios años se ha convertido en una de las principales rutas de trasiego de cocaína, fentanilo y otras drogas sintéticas procedentes de Guatemala, hacia el norte del país.
Por tal motivo, algunos aspirantes chiapanecos a puestos de elección popular iniciarán sus respectivas campañas sin anunciarlas con “bombo y platillo”, sino con cierto recelo por dicha violencia.
En este contexto, el candidato de la coalición “Juntos Hacemos Historia”, Eduardo Ramírez Aguilar anunció que este domingo iniciará su campaña en el municipio de la Trinitaria, uno de los lugares preferidos del Subcomandante Marcos para refugiarse en 1994 tras el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Las otras dos candidatas a la gubernatura del estado, Karla Irasema Muñoz Balanzar, postulada por el partido político Movimiento Ciudadano y Olga Luz Espinosa Morales, de la Coalición “Fuerza y Corazón por Chiapas”, prefirieron mantener en secreto hasta el último minuto de ayer sábado, el lugar y hora del arranque de sus campañas, por la violencia registrada en varias localidades de esta entidad.
Este es el caso de los habitantes de Chenhaló y Pantheló, quienes adelantaron que la violencia que ejercen los grupos criminales en la zona, probablemente impidan la instalación de las casillas electorales, al igual que en otros municipios como Solosuchiapa, frontera Comalapa, Chicomuselo, Nicolás Ruiz, La Trinitaria y otras comunidades fronterizas, de la sierra, zona selvática y de la frontera con Guatemala, donde se ha recrudecido la violencia ante la complacencia de autoridades federales y estatales.
Para muchos chiapanecos la política de “abrazos y no balazos”, implementada por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha permitido que se incremente la inseguridad y la violencia, además del desplazamiento de familias y comunidades enteras.