Unos 600 migrantes varados en Tapachula, Chiapas, mayormente cubanos, alistan una caravana que saldrá el 1 de octubre de este municipio fronterizo con Guatemala hacia la Ciudad de México para pedir que las autoridades migratorias den celeridad a los trámites que les permitan contar con los documentos para laborar.
Acusaron un exceso de burocratismo e indiferencia de las autoridades migratorias por el retraso en sus trámites migratorios y la falta de oportunidades laborales en este lado de México.
La desesperación
De acuerdo con los organizadores, la iniciativa surge de manera espontánea entre quienes han elegido su punto de reunión, los parques de la ciudad fronteriza, sin poder trabajar debido a la falta de documentos.
Señalan que todos están en las mismas condiciones y con la misma no grata experiencia de que fueron estafados, sin que nadie interceda a su favor.
Mencionan que desde hace meses presentaron solicitudes a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), pero sin respuesta, por lo que decidieron organizarse.
Comentó que luego de una reunión, en el Parque Bicentenario de Tapachula, se tiene una lista de 600 personas inscritas, en su mayoría cubanos, que permanecen en esta ciudad desde hace cuatro meses y dos años, sin recibir resoluciones a sus trámites ni documentos que les permitan trabajar legalmente.

«Aquí estamos estancados, no podemos trabajar ni mantenernos. Queremos salir y buscar un mejor futuro”, comentó uno de los migrantes mientras se anotaba en la lista para salir en caravana.
Denuncian que son objeto de engaños por parte de los abogados que no trabajan sus casos si no les dan un adelanto monetario, y que ya invirtieron más de un año y dos meses en un proceso de legalización que hasta hoy les han denegado en varias ocasiones.
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Los bogados les exigen por asesoría hasta más de 14 mil pesos a cambio de una resolución positiva, lo que ha generado desconfianza y frustración entre los migrantes, porque sólo quienes pagan fuertes cantidades y en dólares logran reciben de manera inmediata sus documentos.
También lamentan el mal trato que reciben, porque no se les respetan sus derechos humanos, y señalan que la caravana es un último recurso ante la dificultad para obtener la residencia.