En Tuxtla Gutiérrez, Chiapas unas once organizaciones campesinas de diversas regiones realizaron una marcha para condenar la violencia que azota a esta entidad provocada por los grupos criminales.
Esta marcha se hace en el marco del 106 aniversario del asesinato del “Caudillo del Sur”, Emiliano Zapata Salazar, y participan organizaciones campesinas de la zona fronteriza, Selva, de los Altos de Chiapas y Centro del estado de Chiapas, marcharon en la capital.
Las organizaciones campesinas denuncian que los pobladores de esas regiones del estado son víctimas principales del crimen organizado.
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Lamentan altos índices de violencia
Uno de los participantes del movimiento campesino que marcharon por el centro de la capital chiapaneca lamentó los altos índices de violencia en dichas zonas, porque son la gente del campo.
Agregó que los campesinos son los que menos tienen, los más pobres, quienes sufren de esa violencia y de la represión de que esos grupos criminales que se pelean el territorio chiapaneco.
Sostiene que los compañeros campesinos son testigos de esa violencia, porque la sufren a diario, viven reprimidos.
Además refiere que aunque es un asunto delicado, no hay autoridad alguna que salga en su defensa y lo que es peor, ven a las fuerzas armadas que se pasean por todo el estado, pero solo hacen eso.
“Se parean” y cuando ven violencia, se “agachan y se van de lado.
Vivimos la represión por parte de esos grupos, y cuando piden auxilio en los retenes militares y de la Guardia Nacional, no les hacen caso porque pretextan que no es de su competencia y ellos están para otros asuntos que no dicen”, afirmó el manifestante.
Parece que los grupos criminales tienen permiso de agredir
El marchista en su caminar para condenar la violencia en Chiapas reclama que los ciudadanos tienen más represión, porque parece ser que los grupos criminales tienen permiso para agredir a la población.
Además, porque lastiman a las familias ya que los grupos criminales siguen levantamiento de jóvenes, entonces, asegura que sí existe todavía en Chiapas la represión.
Por lo anterior, aseguró que en algún momento hubo un repliegue de los grupos delincuenciales, por la presencia de los militares, la Guardia Nacional y policías estatales, y mientras estuvieron en la región, se mantuvieron en silencio.
Pero al irse, han vuelto a romper el silencio, y les advierten al gobierno que “no somos criminales”, no obstante siguen recibiendo amenazas por parte de estos grupos delincuenciales, por lo que el vocero campesino, sostiene que la paz y la tranquilidad está muy lejos de llegar.
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Pronunciamiento colectivo
Por otra parte, y a través de un pronunciamiento colectivo, las organizaciones campesinas participantes en la marcha hacen un llamado a la clase trabajadora y a los pueblos de México y del mundo para rechazar las políticas neoliberales.
Lo anterior, porque señalan que, continúan afectando los derechos sociales, laborales y políticos, pese al cambio de partidos en el poder.
En Chiapas, las organizaciones campesinas exigen al gobierno estatal de Eduardo Ramírez Aguilar y a la presidenta Claudia Sheinbaum, intervenir para cesar la criminalización de la protesta social y de las organizaciones populares.
Denuncian agresiones de la fuerza pública
Las organizaciones campesinas también denunciaron las agresiones que comenten la fuerza pública creada por el gobernador Eduardo Ramírez.
Así como de la Fuerza de Reacción Inmediata (FRIP), conocidos en todo Chiapas como los “pakales”, porque actúan con doble cara, agreden a la población bajo el señuelo de “combatir a la delincuencia”.
Se solidarizan con la CNTE
Los manifestantes expresaron su solidaridad con el paro indefinido que prepara la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Asimismo, reclaman respeto a las libertades democráticas, exigen libertad para los presos políticos y rechazaron cualquier intento de vincular sus luchas con actividades delictivas.
El comunicado también contextualizó la conmemoración en un panorama internacional marcado por crisis económicas, guerras, desplazamientos forzados y el despojo de derechos a trabajadores y pueblos originarios.
En México, señalaron que persisten problemas como el desempleo, la inseguridad, el encarecimiento de la vida, la corrupción y la violencia, así como el abandono del campo frente a intereses corporativos y transnacionales.