(Crónica)
Jesús Mejía. Corresponsal
Mérida. Yuc., 3 jul (AMEXI).- Son las 21 horas y en Mérida se respira gran tensión. Las calles semi desiertas, los negocios, como restaurantes, tabernas y el comercio en general, cerrados. Todos esperan la hora, hay incertidumbre, pero también los yucatecos están listos, solidarios y firmes, para enfrentar el meteoro.
El reporte meteorológico de última hora pone los pelos de punta a los habitantes de Quintana Roo y Yucatán, ya que el huracán recuperó poder y se acerca a la península con vientos de categoría 3 de 187 a 230 km/h, oleajes de 4 a 6 metros de altura y con menor velocidad de desplazamiento de 26 km/h.
Desde horas antes, las tiendas del centro que venden sogas, cintas con pegamento y veladoras, así como locales de venta de cerveza vaciaron su mercancía. Aquí la demanda de cuerdas de diferente grosor tuvo mucha demanda, lo mismo carretes de tiras adhesivas y cirios, al igual que las bebidas alcohólicas en general.
Los transeúntes, compradores de última hora, buscaron en las calles aquello que el meteoro es capaz de arrebatarles.
Cuerdas, en vez de venderse por metro, se expidieron por cinco, diez y hasta de 20 kilogramos, largos tramos de nylon para amarrar los bienes de su hogar o empresa, lo mismo que cintas adhesivas, tablas y triplay para colocarlas en ventanas y puertas de vidrio y tratar de contener la furia de Beryl.
Fue común ver a las familias y técnicos subir a las azoteas de los hogares para asegurar sus tinacos, compresores, tanques de gas y todo aquello que los vientos de tormenta tropical son capaces de arrancar de su sitio. En Progreso tuvieron la idea de ponerles sus nombres a los depósitos de agua por si el huracán los arranca y arroja a distancia.
Son casi las 21:30 y hay tensa calma, las nubes se acumulan y se siente ya el viento, seguido de rachas un poco fuertes. Las ramas y copas de los árboles se mueven en vaivén. El meteoro que ha provocado compras de pánico en las tiendas de autoservicio y ha movilizado a la población a proteger sus hogares se acerca amenazador.
Como medida preventiva ante el paso del Huracán Beryl, el Gobierno de Yucatán decretó la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas en todo el territorio. En respuesta la “ley seca”, que entrará en vigor al primer minuto del 5 de julio, las filas en las tiendas de conveniencia y en las cadenas proveedoras no se hicieron esperar.
Los yucatecos ya saben de huracanes, tras el paso de “Isidoro” en 2005, “Wilma” (2005) y “Delga” y “Gamma” (2022) que causaron estragos en el estado. Por eso ahora, el miedo no anda en burro” y se han preparado para enfrentar cuando menos tres tipos de riesgos, amenazas o grandes temores.
La experiencia de “Isidoro” es aterradora. Con categoría 2 y 1 y como tormenta tropical entró a territorio yucateco y permaneció 35 horas los días 22 y 23 de septiembre y prácticamente convirtió al estado en una licuadora con pérdidas cuantiosas en la economía, de tal forma que 70 de los 106 municipios fueron declarados zonas de desastre,
Ahora viene “Beryl” y la mayoría de los yucatecos viven en viviendas de un solo piso construidas en una enorme planicie que caracteriza al estado, de ahí que para un ciclón como “Beryl” representa una verdadera amenaza, ya que puede con la fuerza de huracán o tormenta puede “barrer” con todo, incluso árboles, palmeras, aves, perros y gatos.
Otro temor de los yucatecos son los caudales de humedad, ya que fuertes torrentes arrastran sus pertenencias, sobre todo de aquellos que viven en terrenos inundables como el cono sur del estado. En Mérida, que carece de drenaje, los encharcamientos invaden los hogares de un considerable número de colonias y fraccionamientos habitacionales.
De manera adicional, los vientos arrancan postes y tiran cables de líneas medias y bajas de electricidad, por lo que suceden los “apagones” y a sufrir la falta de refrigeradores para conservar los alimentos y de aires acondicionados ante el calor que alcanza durante el día los 35 grados y en la noche arriba de los 24.
Son casi las 22 horas, los yucatecos siguen esperando con temor, con muchas preguntas. Por eso, son comunes las casas que tienen a la vista su nicho de la Virgen de Guadalupe con veladoras encendidas. En las comunidades, los sacerdotes mayas rinden tributo a Huracán, el dios del fuego, viento y de las tormentas, también llamado “corazón del cielo”.
Los animales de compañía presienten. Perros ladran y gatos maúllan con insistencia, tratan de buscar refugio. Zarihueyas e iguanas se guardan en sus escondrijos.
Que Dios nos agarre confesados.