Poco a poco los caminos que llegan a la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, se llenan de peregrinos, fieles creyentes de la Morenita del Tepeyec, a quien vienen a ver con amor, devoción y agradecimiento por los favores recibidos, sin importar los kilómetros recorridos, las inclemencias del tiempo o el cansancio.
Hombres, mujeres, adultos mayores, niños y hasta mascotas avanzan hacia el atrio del máximo templo de La Guadalupana en México; vienen solos, en familia, con amigos; a pie, en camiones, en bicicleta o a caballo.
Desde ocho días antes comienzan a llegar las peregrinaciones provenientes de distintos estados del país, son campesinos, amas de casa, estudiantes, deportistas, cantantes, indígenas, danzantes, devotos de todo tipo, pero con la única intención de cantar, admirar y agradecer a la Virgen de Guadalupe por la salud, por los negocios, por la familia, por el trabajo, por la vida misma.
Así como unos llegan, entran a la Basílica, escuchan misa, hacen fila para ver de cerca a la Virgen Morena, comen algo y descansan para emprender su regreso, otros esperan su turno para entrar a los patios del templo mariano.

Esta dinámica se mantiene así hasta una semana después del 12 de diciembre, pues muchos tienen contratiempos en el recorrido, pero saben que bien valdrá el esfuerzo.

Desde el lunes 8 de diciembre, las autoridades capitalinas, sobre todo en la alcaldía Gustavo A. Madero, aplican el operativo Basílica 2025 en las inmediaciones del Templo Mariano por el aniversario 494 de la aparición de la Virgen en el Cerro del Tepeyac.
Los peregrinos llegan a la Basílica por la Calzada Ignacio Zaragoza, Indios Verdes, Circuito Interior, principalmente, donde policías cuidan el paso vehicular para proteger a los fieles.
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