Esta historia, digna de una película de misterio e intrigas, comenzó como la expedición de un barco, el N35, para buscar tesoros en el fondo del océano y se ha ido complicando hasta convertirse en un conflicto internacional que involucra al menos a seis países.
Hay una tripulación detenida en Venezuela bajo sospechas de espionaje y un barco de bandera panameña, de fuerte personalidad y curioso color gris, identificado con la nomenclatura N35.
El N35 fue interceptado y abordado por la Armada de Venezuela el miércoles 11 de junio, a 44-50 millas náuticas del Delta del Orinoco después de seguirlo por 12 días.
Según la tripulación, se encontraban en aguas internacionales; sin embargo, desde la perspectiva del gobierno de Caracas, navegaban dentro de la zona de exclusión económica venezolana.
Nada se sabe de los tripulantes del N35, de seis países
La nave y sus ocupantes, según la versión oficial caraqueña, no tenían autorización para operar en esa área, por lo que las autoridades locales los detuvieron y permanecen bajo investigación hasta este día.
A bordo del N35, barco supply/offshore (embarcación para suministros en altamar) fue construido en Noruega en 1983, tiene 81 metros de eslora y 18 metros de manga y en él viajaron ciudadanos de España, Honduras, Países Bajos, Panamá, Indonesia y Hungría.
Tras su detención, los trasladaron al puerto de El Guamache, en Isla Margarita. Sus familiares lograron comunicarse con ellos durante los primeros días, pero luego la comunicación se cortó.
Más misterios por el poco contacto internacional
Milagros Guevara, esposa del marino panameño Orlando Javier Núñez Peñalba, contó que pudo hablar con su esposo desde Panamá en los primeros días posteriores a la retención del barco, pero luego no volvió a saber nada de él.
La única información que ha recibido proviene de los empresarios neerlandeses, quienes aseguraron que hay muy poca información disponible sobre la situación de la tripulación, aunque aseveraron que cuentan con representación legal.
La familia de Núñez Peñalba acudió también al Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá. Aunque en ese momento no existían relaciones consulares con Venezuela, se espera que estas se reanuden en los próximos días, lo que permitiría establecer un canal directo con las autoridades venezolanas.
Partieron de España con un objetivo poco claro
A su vez, la Autoridad Marítima de Panamá (AMP) emitió un comunicado en el que reafirmó su compromiso con la protección de los derechos de los trabajadores del N35.
En el mismo documento, la AMP aseguró que está gestionando asistencia consular, y que trabaja en coordinación con la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) para garantizar la defensa legal, el soporte humanitario y la protección laboral para la tripulación.
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El N35 zarpó el 5 de mayo de Las Palmas de Gran Canaria, en España, con el objetivo de buscar restos de navíos hundidos durante la Segunda Guerra Mundial en aguas del Caribe.
La Guardia Costera venezolana lo detectó 23 días después, lo siguió y detuvo con el argumento, según se entiende a partir de grabaciones de las comunicaciones radiales entre las embarcaciones, de realizar una exploración encubierta sin autorización.
El capitán, una historia de telenovela
Como si no fuera suficiente con el misterio del barco y la particularidad de su misión, la historia del capitán también parece sacada de una novela.
Se trata de Miguel Moreno Dapena, periodista y aventurero español conocido por sus viajes en busca de lo que él mismo llamó “chatarra del mar”, es decir, piezas de historia sumergidas en las profundidades oceánicas.
Si bien Panamá no tiene relaciones diplomáticas sólidas con Venezuela, tampoco las tiene Países Bajos, país que mantiene una relación muy limitada con el gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro.
Los misterios del barco N35
Para las autoridades venezolanas, hay muchos elementos sospechosos con el N35: está pintado como embarcación militar, navegaba en una zona rica en petróleo, no está reconocido por especialistas o organizaciones enfocadas a naufragios históricos que pudieran justificar legalmente su presencia.
La Armada venezolana sostiene que el patrón de navegación del N35 era compatible con actividades estratégicas de exploración submarina, lo que refuerza sus sospechas.
Actualmente ese navío permanece anclado y en silencio en Isla Margarita, mientras crece la tensión diplomática y el misterio se agudiza.
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Conflicto internacional por el navío y sus tripulantes
La tripulación, diversa y hasta ahora incomunicada, el capitán español, los marinos neerlandeses, el ingeniero panameño, los tripulantes hondureños, el asiático y la húngara, siguen esperando una resolución.
Sus gobiernos gestionan, en la medida de lo posible, soluciones diplomáticas para llevar literalmente a puerto seguro a los involucrados en esta historia que mezcla aventura, geopolítica, mapas en disputa y silencios.
Esta historia, cual Nautilus tropical, parece navegar entre mareas donde la política internacional es incierta, la legalidad busca un ancla; los restos de viejos conflictos bélicos atraen a los aventureros y el petróleo mueve aguas de discordia.
@AdisUrieta/AMEXI
