“Ismael ‘El Mayo’ Zambada no volverá a caminar libre. Morirá en una prisión de Estados Unidos, donde pertenece”, fue la declaración con la la fiscal general de ese país, Pam Bondi, cerró una rueda de prensa en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York.
Ello, tras la audiencia en la que el histórico líder del Cártel de Sinaloa se declaró culpable de múltiples cargos relacionados con narcotráfico, lavado de dinero y conspiración criminal.
Complicidad y silencio
Bondi subrayó que Zambada operó durante décadas con una impunidad alarmante desde territorio mexicano, consolidando una red transnacional que introdujo toneladas de cocaína, heroína, metanfetamina y fentanilo a Estados Unidos.
“Durante más de 50 años, ‘El Mayo’ se burló de las leyes, corrompió instituciones y devastó comunidades. Su poder se sostuvo gracias a la complicidad y el silencio”, afirmó la fiscal.
Zambada, de 77 años, compareció ante el juez Brian Cogan visiblemente deteriorado, con uniforme penitenciario y escoltado por agentes federales.
En su declaración, reconoció que dirigió una organización criminal que operó desde la sierra de Sinaloa hasta los principales corredores de tráfico en América del Norte, con ramificaciones en Centroamérica, Europa y Asia.
La fiscal Bondi destacó que el caso representa “una ruptura con décadas de tolerancia institucional” y envió un mensaje directo a los operadores del narcotráfico: “No importa cuán alto hayan escalado ni cuántos años hayan evadido la justicia. Los vamos a encontrar”, apuntó.
La sentencia definitiva se dictará en enero de 2026. Aunque Zambada renunció a su derecho de apelación, el juez Cogan advirtió que los cargos implican cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El caso revive el debate sobre la debilidad estructural del Estado mexicano frente al crimen organizado.
¿Protección institucional?
Diversos analistas señalan que, a diferencia de otros capos capturados tras operativos espectaculares, “El Mayo” nunca fue detenido por autoridades mexicanas, lo que refuerza las acusaciones de protección institucional.
La caída de Zambada no implica el desmantelamiento del Cártel de Sinaloa, pero sí marca el fin de una era.
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