Numerosos niños y niñas, entre ellos bebés de tan solo un año, son objeto de violaciones y agresiones sexuales por parte de hombres armados, en el marco del conflicto armado que se vive en Sudán desde hace más de un año.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) denunció que desde principios de 2024, cuando inició el conflicto se han registrado 211 casos de violación sexual contra niñas y niños de sudaneses, cifra muy por debajo de la realidad, ya que muchos casos no se denuncian.
Cuatro bebés de un año, entre las víctimas
“Resulta estremecedor que 16 del total de supervivientes sean menores de cinco años, entre ellos cuatro con tan solo un año”, subrayó el organismo internacional en un comunicado difundido en Nueva York.
De acuerdo con los datos recopilados por Unicef, de la cifra total de violaciones infantiles denunciados en Sudán, 147 supervivientes son niñas, lo que representa un 66%, mientras que un 33% son varones, razón por lo que son objeto de estigmatización.
Los supervivientes y sus familias, explicó, a menudo no quieren o no pueden denunciar debido a las dificultades encontradas para acceder a los servicios y al personal de primera línea o por miedo a verse estigmatizados.
Los padres de los afectados también temen que sean rechazados por la familia o comunidades, que sufran represalias de los grupos armados o a que su caso sea revelado sin su consentimiento, por lo que prefieren guardar silencio y no denunciar.
“El hecho de que hombres armados estén violando a niños y niñas de tan solo un año debería ser un escándalo para todo el mundo y provocar una acción inmediata”, afirmó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
Agresiones sexuales, táctica de guerra
Rusell aseguró que millones de niños sudaneses corren el riesgo de ser objeto de violaciones y de otras formas de violencia sexual, “que se ha convertido en una táctica de guerra”.
“Nos encontramos ante una violación monstruosa del derecho internacional que podría llegar a considerarse un crimen de guerra. Es urgente poner fin a esta situación”, subrayó la directora ejecutiva del organismo de las Naciones Unidas (ONU).
La cruda realidad de esta violencia y el miedo a sufrirla está llevando a las mujeres y las niñas a abandonar sus hogares y sus familias y a huir a otras ciudades, donde suelen terminar en campamentos informales para desplazados o en comunidades con muy pocos recursos.
El riesgo de sufrir violencia sexual en esas comunidades también es elevado, en especial para niños y niñas que son desplazados internos.
Las repercusiones de la violencia sexual
A menudo se oculta la magnitud de las repercusiones que la violencia sexual tiene sobre las personas supervivientes, pero este tipo de violencia puede provocar consecuencias desmesuradas y a largo plazo, como un trauma psicológico, el aislamiento forzado o el rechazo de las familias por el estigma social, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, lesiones graves, entre otras complicaciones.
Ante la situación que enfrenta la niñez sudanese, personal del Unicef trabaja con sus aliados en la creación de espacios seguros donde los y las supervivientes puedan recibir servicios relacionados con la violencia de género, así como para integrar esos servicios en los centros sanitarios y las clínicas móviles y distribuir los suministros médicos pertinentes.
“La violencia sexual que se extiende por todo Sudán ha generado terror en la población, en especial entre los niños y niñas”, indicó Russell, tras exhortar a las partes en conflicto a garantizar los derechos d la infancia. “La magnitud de estas heridas de guerra, que tardarán mucho en cicatrizar…”.
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