Ciudad del Vaticano, 30 Mar (AMEXI).- El papa Francisco celebró hoy la alegría de la vida humana y pidió a la Iglesia Católica no dejarse vencer por los “escollos de muerte”, durante la Vigilia Pascual del Sábado Santo, que da paso a la resurrección de Jesús.
Francisco entró en absoluto silencio a la oscura Basílica de San Pedro, donde unas seis mil personas esperaban con expectación su llegada, luego de que la víspera se ausentó del Vía Crucis del Viernes Santo, ante el riesgo que el frío dañara su salud.
La misa comenzó con la tradicional bendición del nuevo fuego en el atrio de la Basílica, seguida por la procesión con el cirio pascual y la entonación del Exsultet (pregón pascual, latín), uno de los himnos más antiguos de Iglesia, que anuncia el inició de la Pascua.
El Exsultet es un poema escrito alrededor del año 300 D.C., que proclama que Jesús es el fuego nuevo y resalta en dolor que vivió la Virgen María, quien en completa soledad velo el cuerpo sin vida de su hijo en su sepulcro.
En su homilía, difundida en vivo por Radio Vaticana y el sitio VaticanNews, el Papa meditó sobre el significado de las piedras de la muerte, que oprimen el alma e instó a los fieles católicos a levantar los ojos a Jesús resucitado.
Criticó los muros del egoísmo y de la indiferencia y lamentó que las aspiraciones de paz se vean «rotas por la crueldad del odio y la ferocidad de la guerra», que está presente en varias partes del mundo.
El Sumo Pontífice llamó a los creyentes católicos a no dejarse intimidar por “escollos de muerte”, que encontramos a lo largo la vida y nos roban el entusiasmo y la fuerza para seguir adelante; como con la pérdida de un ser querido.
Casi al final de la celebración de la Vigilia Pascual, el Sumo Pontífice bautizó a ocho catecumenados, procedentes de Italia, Corea del Sur, Japón y Albania, a quienes les entregó la luz de Cristo, a través del cirio pascual.
Uno a uno, los catecumenados, adultos que inician su servicio a la Iglesia Católica, también recibieron el sacramento de la Confirmación, que concede los dones del Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
“Es la Pascua de Cristo, la fuerza de Dios, la victoria de la vida sobre la muerte, el triunfo de la luz sobre las tinieblas, el renacimiento de la esperanza entre los escombros del fracaso”, subrayó el Papa, en referencia a la resurrección de Jesucristo.