Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para visibilizar y erradicar una de las violaciones de derechos humanos más graves y extendidas a nivel global.
Este día no solo recuerda la urgente necesidad de actuar, sino que también rinde homenaje a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, activistas políticas asesinadas en 1960 en la República Dominicana por su lucha contra la dictadura, y cuyo legado se ha convertido en símbolo de resistencia y sororidad.
La conmemoración busca movilizar a gobiernos, organizaciones y sociedad civil para implementar políticas públicas, promover marcos legales robustos y fomentar una cultura de respeto e igualdad. Según datos de ONU Mujeres, a nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual, y en contextos de crisis humanitarias o emergencias sanitarias, como la reciente pandemia, estas cifras suelen incrementarse.
En México, este día marca el inicio de 16 días de activismo, que culminan el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Durante este periodo, colectivos, instituciones y ciudadanía se unen bajo consignas como #NiUnaMás, #YoTeCreo o #VivasNosQueremos, exigiendo justicia para víctimas, acceso a servicios de protección y la erradicación de la impunidad.
Un llamado a la acción
Sin embargo, la conmemoración trasciende el recuerdo: es un llamado a la acción. Eliminar la violencia contra mujeres y niñas implica transformar estructuras sociales, económicas y culturales que la perpetúan, así como garantizar educación con perspectiva de género, espacios seguros y mecanismos de atención accesibles para todas.
Recordar para no repetir, actuar para transformar. El 25 de noviembre nos interpela a no normalizar la violencia, a creer en las sobrevivientes y a trabajar por un futuro donde ninguna mujer o niña tenga que vivir con miedo.
La violencia contra las mujeres en México representa una crisis de derechos humanos que afecta a millones. Según datos oficiales, 66 de cada 100 mujeres de 15 años o más han enfrentado al menos un incidente de violencia a lo largo de su vida, una realidad intensificada en contextos como la pandemia y que demanda respuestas integrales y accesibles para todas.

Cifras clave
- 43.9% de las mujeres experimentó violencia de su pareja,
- 53.1% sufrió agresiones por parte de otros actores distintos a su pareja,
- los delitos más frecuentes contra las mujeres son el abuso sexual (42.6%) y la violación (37.8%).
- 2 de cada 3 mujeres reportaron haber vivido o conocer a alguien que sufrió violencia.
La violencia no afecta a todas por igual, circunstancias como la discapacidad, la edad, la condición socioeconómica o el lugar de residencia pueden agravar la situación, limitando el acceso a servicios de apoyo, información y justicia. Mujeres en situación de marginación, con movilidad reducida o en entornos rurales enfrentan mayores obstáculos para romper el ciclo de violencia.
Respuesta institucional: avances y deudas pendientes
Aunque existen instrumentos legales como la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y la Convención contra la Tortura, su implementación es desigual:
- solo 50 Centros de Justicia para las Mujeres operan en el país,
- entidades como Baja California, Nuevo León y Tamaulipas carecen de estos espacios.
- 8 de cada 10 refugios no están adaptados para atender a mujeres con necesidades específicas.
“La violencia no es un problema individual, es un fenómeno social que nos involucra a todos, cuando una mujer no puede denunciar por miedo, por desconfianza o porque el sistema no la ve, hay una falla estructural”, señala Laura Martínez, integrante de una red de apoyo para sobrevivientes.
Acciones necesarias
Organizaciones de la sociedad civil y expertas en género proponen:
- fortalecer los sistemas de denuncia anónima y segura,
- garantizar que todos los servicios sean accesibles sin distinción,
- sensibilizar y capacitar a funcionarios públicos con perspectiva de género,
- invertir en prevención desde edades tempranas.
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