Ciudad de México, 14 ago. (AMEXI).- Un médico que viajaba de Guadalajara rumbo a Torreón, Coahuila, notó que un pasajero, a quien le autorizaron que volara, tenía arritmia y por poco se muere en el avión.
“Vio al pasajero y me dice: es que se está quedando dormido; yo le dije: no creo que se esté quedando dormido, yo creo que la arritmia está haciendo que tenga poca perfusión cerebral y por eso está el paciente de esa manera”, relató el médico Javier de la Torre Anderson.
El anestesiólogo, con 25 años de experiencia en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), salió de vacaciones con su familia y esperaba tomar un vuelo en el Aeropuerto de Guadalajara con rumbo a Torreón, Coahuila.
De la Torre Anderson, adscrito a la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 71, en Torreón, Coahuila, atendió y salvó la vida de un pasajero que presentaba arritmia cardiaca durante un vuelo comercial de Guadalajara a Torreón.

Emergencia a 10 mil pies de altura
“Cuando alcanzamos los 10 mil pies de altura, me acerco con la azafata y le digo: señorita, hay que estar checando a ese pasajero, porque yo soy anestesiólogo y hay que estarlo vigilando”.
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La señorita informó al médico que la persona se estaba quedando dormida, y De la Torre Anderson le dijo: “manténgalo despierto, esté en contacto con él y cualquier cosa me avisa”. A los ocho minutos, la azafata le pidió ayuda, ya que el paciente se había puesto morado, no respiraba y no tenía pulso; por poco se muere.
Salvando vidas en equipo
“En el aeropuerto saludé a un compañero mío traumatólogo, y yo sabía que venía en el avión, entonces grité su nombre, se levantó y le dije: ‘¡ayúdame!’”, juntos verificaron que la persona no tenía pulso ni respiraba.
Un tercer médico que viajaba a Torreón para una cirugía ofreció su ayuda. Solicitaron a la azafata el “carro rojo”, una alacena móvil con medicamentos para emergencias que tienen en aviones y hospitales para emergencias.
“Entre los tres empezamos a trabajar con la reanimación, canalicé al paciente y volví a pasar medicamento, seguimos con el RCP (reanimación cardiopulmonar), y el paciente empezó a respirar”, aunque por poco se muere. Los médicos y el personal de vuelo lograron incorporar al paciente y lo colocaron en un asiento.
Posteriormente, el avión aterrizó en Torreón y el paciente fue trasladado a un hospital. En el avión, el doctor Javier de la Torre y sus dos colegas recibieron aplausos de los pasajeros.
Fue el hecho de que sus hijos y su esposa vieran que logró salvarle la vida a una persona lo que lo hizo sentirse orgulloso. “Mi esposa me dijo: ‘acabas de salvar una vida’. Y dije: ‘oye, sí es cierto’, y es lo que hacemos todos los días aquí en el hospital, pero nunca esperas que alguien te aplauda o te diga qué bien lo hiciste; es lo que nosotros hacemos aquí en el Instituto”, refirió.
Una vida ligada al IMSS
El doctor De la Torre recordó que su vida está ligada al IMSS: su padre fue durante muchos años médico anestesiólogo del Hospital General de Zona (HGZ) No. 16, en Torreón. “Yo siempre vi a mi padre trabajar en el IMSS, mi papá es médico jubilado de la clínica 16 y yo, como todo mundo, desde chico quise seguir los pasos de mi papá y estudié medicina por él”.
El especialista comentó que en su experiencia como médico de la UMAE 71 ha tenido que lidiar con casos muy complicados, donde el esfuerzo de los equipos médicos es trascendental para la salud de los pacientes.
“A medida que va pasando el tiempo, te das cuenta de que no te puedes dejar caer, de que tienes que seguir adelante, inclusive demostrarles o enseñarles a los residentes que tenemos que seguir adelante, porque después de que tenemos un evento adverso de cualquier índole, ya tenemos otro paciente que requiere que nosotros pongamos nuestro 100 para poder tratarlo”.