La Iglesia católica en México comenzó a formar a sacerdotes y líderes religiosos para tejer redes comunitarias de resistencia no violenta frente al avance del crimen organizado, ante lo que considera un “fracaso evidente” de la estrategia de seguridad desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y una falta de compromiso real de la presidenta Claudia Sheinbaum con la pacificación del país.
Así lo señaló el Padre Mario Ángel Flores Ramos, director de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis Primada de México, en entrevista con AMEXI, quien explicó que esta iniciativa responde a la descomposición social que viven muchas regiones del país y a la urgencia de fortalecer a las comunidades desde dentro, “ante la indolencia del gobierno federal, la incapacidad de la Guardia Nacional y la ineficacia de las Fuerzas Armadas”.
Lejos de buscar un diálogo directo con grupos criminales —como erróneamente se ha difundido en algunos medios—, los cursos impartidos por la Iglesia, particularmente desde la Universidad Pontificia de México, buscan capacitar a los sacerdotes para generar espacios de diálogo comunitario y prevenir el control del territorio por parte del crimen organizado.
“No se trata de negociar con los criminales, sino de empoderar a las comunidades para resistirlos”, afirmó el sacerdote.
Antecedentes de la estrategia
El antecedente inmediato de esta estrategia, recordó, fue el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en Cerocahui, Chihuahua, en 2022, lo que dio pie a la creación de la Agenda Nacional por la Paz, promovida por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), los jesuitas y organizaciones laicales.
Esta agenda se presentó a los candidatos presidenciales en 2024; Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez la firmaron sin condiciones, mientras que Claudia Sheinbaum lo hizo de forma parcial, sin aceptar el diagnóstico ni el compromiso pleno, lamentó el padre Flores.
“La actual presidenta no reconoció la gravedad del problema ni asumió con claridad la necesidad de un nuevo enfoque de seguridad. Es mentira que la violencia esté contenida; los criminales siguen imponiendo su ley”, sostuvo.
Crece el riesgo de violencia contra Ministros religiosos
El sacerdote también alertó sobre el riesgo creciente que enfrentan los ministros religiosos, especialmente aquellos comprometidos con el trabajo social y la defensa de las comunidades.
“Antes había cierto respeto hacia el sacerdote. Hoy, incluso sabiendo que están haciendo algo para contener la violencia, pueden ser blanco directo de agresiones”, denunció.
Aunque el número de sacerdotes asesinados puede parecer bajo comparado con la cifra general de homicidios, su incremento es un síntoma más de la descomposición nacional.
Entre 2018 a 2024, el Centro Católico Multimedial (CCM) documentó 10 sacerdotes asesinados en México durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, además de registrarse 10 actos violentos contra sacerdotes y religiosos.
De acuerdo con los datos del CCM, en el mismo periodo se tiene un registro de dos sacerdotes desaparecidos; además de que se ha registrado que 26 templos a la semana son atacados, profanados o asaltados y se presentaron 900 extorsiones y amenazas de muerte contra miembros de la Iglesia Católica en México.
La Iglesia seguirá trabajando
El padre Flores Ramos también subrayó que la Iglesia seguirá asumiendo dos responsabilidades clave: la denuncia profética contra los criminales y contra la omisión del Estado, y la cercanía con el pueblo, acompañando a las comunidades desde el terreno.
“La corrupción ha alimentado esta crisis. No basta con repartir programas sociales; el deber fundamental del Estado es garantizar la paz. Si no hay paz, todo lo demás sobra”, afirmó tajante.
Finalmente, llamó a otros sectores de la sociedad a no permanecer indiferentes: “¿Dónde están los empresarios, los sindicatos, las universidades? Todos tenemos responsabilidad. La Iglesia ha alzado la voz, pero no puede ni debe estar sola”.