La especialista Sandy Dueñas, médica estética cuántica y empresaria mexicana, advierte que consumir azúcar acelera el envejecimiento a partir de los 30 años, porque después de esa edad el azúcar activa un fenómeno conocido como glicación, que daña las fibras de colágeno y elastina, esenciales para mantener la firmeza y elasticidad de la piel.
Así que el azúcar no sólo afecta la salud interna del organismo, agrega, sino que también impacta de manera directa en la apariencia de la piel. “Ese dulce enemigo se convierte en acelerador silencioso del envejecimiento en cuanto activa la glicación”.
¿Cómo afecta la glicación a la piel?
La glicación ocurre cuando las moléculas de azúcar se unen a las proteínas, como el colágeno, y forman productos finales de glicación avanzada (AGEs). Estos compuestos endurecen y debilitan el colágeno, lo que lo hace más propenso a romperse y por eso reduce la capacidad regenerativa de la piel. Como consecuencia, la piel se vuelve más vulnerable al daño ambiental.
Este proceso aumenta la inflamación crónica, una de las principales causas de pérdida de luminosidad y textura irregular en la piel, y también de propensión a enfermedades crónico-degenerativas y autoinmunes.
Consumir azúcar puede causar arrugas, flacidez, manchas y piel opaca
Los efectos del consumo de azúcar incluyen arrugas más profundas, flacidez, pérdida de contorno facial, manchas y una piel opaca. Además, este proceso acelera el daño en todo el cuerpo, lo que condiciona el envejecimiento en todos los órganos.
Sandy Dueñas explica que consumir azúcar acelera el envejecimiento, sí, pero además, cuando el azúcar altera la calidad del colágeno y la elastina, también propicia la inseguridad en las personas. “La inflamación asociada al consumo de azúcar también contribuye a brotes de acné y manchas, lo que afecta directamente la autopercepción”.
El consumo excesivo de azúcar también aumenta la inflamación en el cerebro, lo que incrementa la probabilidad de una mala gestión emocional y el riesgo de desarrollar ansiedad y depresión.
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Mantén hábitos saludables: hidrátate y limita el azúcar
Sandy Dueñas agrega que, para reducir el impacto del azúcar, es importante priorizar alimentos bajos en índice glucémico y sustituir los azúcares refinados por opciones naturales, como frutas bajas en azúcar (moras, aguacate). También es recomendable incluir antioxidantes en la dieta, como vitamina C, vitamina E y polifenoles, que protegen la piel contra el daño de los AGEs.
Además, beber agua ayuda a eliminar toxinas, mejora la elasticidad de la piel y mantener hábitos saludables, como limitar el consumo de azúcar y alcohol. Según la especialista, «no sólo mejora tu piel, sino que también impacta positivamente en tu bienestar general».