Ciudad de México, 26 jun. (AMEXI).- Académicos de la UNAM, la Universidad Autónoma de Nuevo León, expertos del CENAPRED y la AEM dieron a conocer la Guía de Recomendaciones de Clima Espacial en México, para contribuir a la reducción del riesgo de desastres vinculados a eventos extremos ocasionados por el clima espacial.
Servirá para visibilizar el estudio y comprensión de los fenómenos solares en nuestro país, afirmó en un comunicado la coordinadora de la Investigación Científica de la UNAM, María Soledad Funes Argüello, y agregó que es instrumento para usarse en políticas públicas en materia de protección civil.
El documento fue elaborado por personal académico del Laboratorio Nacional de Clima Espacial del Instituto de Geofísica, Unidad Michoacán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y de la Universidad Autónoma de Nuevo León (LANCE), en colaboración con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED).
También por la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y la Coordinación Nacional de Protección Civil, formará parte del Sistema Nacional de Protección Civil. El director del CENAPRED, Enrique Guevara Ortiz, recordó que en 2014 se incluyó en la Ley General de Protección Civil a los fenómenos astronómicos y se confirió atribuciones específicas al LANCE, a la AEM y al CENAPRED.
Esto en cuanto al desarrollo de acciones y políticas para prevenir y gestionar los riesgos asociados a estos sucesos, para lo cual hay que conocer el fenómeno, monitorearlo, darle seguimiento, entender y ver de qué manera puede afectar los sistemas. El director general de la AEM, Salvador Landeros Ayala, refirió que el clima espacial es un factor crítico.
Este podría afectar las infraestructuras. La fuerte tormenta geomagnética del pasado 10 de mayo puso de relieve la urgencia de esta guía.
Américo González Esparza, investigador del LANCE, resaltó que “nuestra estrella libera constantemente enormes cantidades de energía”.
Parte de esta viaja en forma de nube a través del espacio y, “en ocasiones, se impacta contra el campo magnético de la Tierra produciendo una secuencia de eventos que terminan en una tormenta geomagnética y se visibilizan como auroras boreales”; a esta relación se le llama clima espacial.
“Preocupa una tormenta solar porque puede afectar, al menos, cinco sectores estratégicos para la civilización: satélites, telecomunicaciones, sistemas de posicionamiento global, aviación y las redes de distribución de energía eléctrica”. El 10 de mayo, reiteró, apareció en la superficie del Sol una gigantesca región oscura (manchas solares).
Presentó un comportamiento cíclico y cuyo tamaño (más de 17 veces el de la Tierra) y puso en alerta al Servicio de Clima Espacial del IGEF, por lo que se avisó al Sistema Nacional de Protección Civil sobre la inusual actividad, dimensión y complejidad de esta región en la superficie del sol.
Subrayó que “ha sido la tormenta geomagnética más severa que hemos sufrido en 20 años, aunque no ha sido ni de cerca uno de los eventos más importantes como la de Quebec de 1989, o la llamada tormenta solar perfecta que es el evento Carrington de 1859. La del Día de las Madres fue importante y un aviso de lo que puede pasar, razón por la cual hay que prepararnos”, afirmó.