Al reiterar que no puede haber reforma electoral sin consenso, cuatro expresidentes del Instituto Nacional Electoral (INE)-Instituto Federal Electoral (IFE) se pronunciaron por la defensa de la pluralidad en el Congreso de la Unión.
En este marco, urgieron a la Comisión para la Reforma Electoral que encabeza Pablo Gómez a escuchar todas las voces, sin exclusiones y pugnaron porque la representación proporcional se mantenga lo más apegada al porcentaje de votación obtenida por los partidos políticos.
Régimen democrático vs. autoritarismo
Al recordar que las últimas reformas electorales surgieron del consenso, José Woldenberg dijo que la representación proporcional es, sin duda, la más justa: cada opción política debe tener el mismo porcentaje de diputados que su porcentaje de votos.
“Hoy en el gobierno lo que pretende y ha logrado en 2024 (Morena) es que la mayoría se encuentre sobrerrepresentado y las minorías subrepresentadas, como no sucedía en nuestro país desde los años 50 del siglo pasado”, acotó quien fuera el presidente del IFE de 1996 a 2003.
“Una reforma cocinada desde y para el gobierno no sólo estaría rompiendo con una tradición, sino que sería la consolidación (…) de la intención alcanzada de reconvertir el régimen democrático en otro autoritario”, planteó en un escrito que fue leído por María Marván durante el evento.
Woldenberg Karakowsky destacó además que las ocho reformas electorales precedentes, desde la de 1977 hasta la de 2014, tomaron en cuenta las demandas y exigencias de las oposiciones y fueron progresivas. Esto es, “las reglas del juego deben ser acordadas por todos los jugadores”.
Reforma por consenso, no con el hígado
Durante la conferencia Reforma Electoral: Construcción de una alternativa, Lorenzo Córdova resaltó que la reforma debe ser resultado del más amplio consenso entre las diferentes fuerzas políticas y actores.
Por el contrario, planteó el exconsejero electoral que “si las reglas del juego surgen de la disputa, de la imposición de alguna fuerza política sobre las otras, estas reglas serán inevitablemente fuente en el futuro de problemas y descalificaciones”.
Es decir, “si una reforma se hace no con la cabeza sino con el hígado, entonces tenemos un problema garantizado”, añadió quien fungiera como consejero presidente del INE entre 2014 y 2023.
Córdova Vianello recordó que la actual reforma electoral es perfectible, por lo que buscar una nueva como lo plantea la actual administración, tendría que surgir de información y diagnósticos adecuados “y no con filias o fobias o, peor aún, a partir de rencores o agravios (…) reales o inventados”.

Fortalecer fiscalización y evitar recortes al presupuesto al INE
En “una reforma electoral se debe fortalecer la fiscalización de los partidos políticos y se tendría que fortalecer la transparencia y el ejercicio de los recursos de las autoridades electorales, pero la clave no está en disminuirlo”, dijo a su vez Leonardo Valdez Zurita.
Al coincidir en que una nueva reforma debe darse por consenso, el consejero titular del Instituto Federal Electoral de 2008 a 2013 refutó los señalamientos oficiales en el sentido de que la democracia es cara y de que se debe reducir el presupuesto de ese organismo autónomo encargado de organizar y realizar las elecciones en México.
Señaló que el presupuesto del INE, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y el que se destina a los partidos políticos para 2025 suma en conjunto 30 mil millones de pesos, menos del 0.5% del presupuesto de la Federación de nueve billones de pesos.
El objetivo es no caer en el “error perfecto”
En su oportunidad, María Marván Laborde recordó que nunca en cuestiones electorales hay la solución perfecta, “pero sí hay los errores perfectos y el error perfecto es cuando se hacen a partir de la expulsión y la imposición”.
En ese sentido, la primera y única presidenta mujer del Consejo General del INE dijo que hay una gran tarea por delante, porque las reformas deben darse por consenso.