Ciudad de México, 21 ago. (AMEXI).- ¿Dificultad para respirar o el mareo leve durante la actividad? ¿Palpitaciones, hinchazón de piernas y tobillos, vértigo o desmayo? Podría tratarse de hipertensión pulmonar. En México se estima que hay más de 4 mil pacientes con esta afección que sin tratamiento oportuno el desenlace podría ser fatal en menos de tres años. En infantes ocurre desde el nacimiento debido a una alteración congénita.
La causa más frecuente de este padecimiento son los problemas en el lado izquierdo del corazón, ya que está presente en 75% de los casos.
Obesidad, sedentarismo, consumo de tabaco, de sustancias psicoactivas y de medicamentos para bajar de peso; múltiples embarazos, el VIH, alteraciones del tejido conectivo, cardiopatías y otras de tipo hereditario, son causas detonantes de la hipertensión pulmonar.
La prevalencia mundial de la hipertensión arterial pulmonar es de 12.4 a 26.8 pacientes por millón de habitantes, mientras que el de la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica es de 15.7 a 38.4 pacientes por millón de habitantes, señala un estudio de Bayer.
Afecta a 10% de adultos en el mundo
De acuerdo con la Secretaría de Salud (Ssa), por desconocimiento, 66% de las personas fallece en los primeros cinco años y afecta a 10% de las personas adultas mayores a nivel mundial.
Especialistas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) “Ismael Cosío Villegas” indicaron que la hipertensión pulmonar es la presión alta en las arterias de los pulmones, lo que afecta de forma directa y de inmediato el lado derecho del corazón. Altera la cantidad de sangre que expulsa ese músculo hacia los pulmones y hacia los vasos de todo el cuerpo.
Con el tiempo, este sobreesfuerzo del corazón para que haya circulación sanguínea provoca aumento del lado derecho del corazón. La presión pulmonar se caracteriza por cambios en el interior de la pared arterial que llevan a la obstrucción sanguínea, afecta también al hígado, riñón y todas las estructuras del organismo y es más común en las mujeres debido a que tienen arterias más pequeñas.
En caso de infarto, disminuye la fuerza de un segmento del corazón porque murió una zona. Esto reduce la función del lado izquierdo, en consecuencia, se reduce la cantidad de sangre que expulsa para cubrir las necesidades del organismo y se puede estancar en el pulmón.

Baja de oxígeno genera el padecimiento, señalan expertos
La hipertensión pulmonar se puede presentar como consecuencia de enfermedades pulmonares o patologías que generan baja de oxígeno en la sangre, en este caso, como la apnea obstructiva de sueño, fibrosis pulmonar idiopática y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
También se presenta debido a obstrucciones de las arterias del pulmón por émbolos repetidos que generalmente proceden de las piernas, mecanismos multifactoriales, problemas hematológicos, sistémicos o metabólicos, o puede tener origen desconocido.
Los especialistas de la Secretaría de Salud explican que los síntomas son diversos, pero los más frecuentes son la dificultad para respirar (disnea), fatiga, debilidad, dolor en el pecho, sobre todo cuando la persona hace ejercicio; síncope o pérdida súbita y breve de la consciencia con ausencia de tono postural; tos seca, náusea, sensación de vómito y en algunos casos expulsión de sangre por las vías respiratorias.
“La complicación más frecuente y temida es la insuficiencia cardiaca derecha, ya que es la causa principal de mortalidad, una vez que el corazón del lado derecho está sometido a una sobrecarga crónica absoluta, termina por declinar el esfuerzo, pierde su capacidad de bombear la sangre hacia el lado izquierdo del corazón para que a su vez la distribuya al resto del cuerpo”, detallan los médicos especialistas.
Puede generar coágulos que incrementan la presión y que eventualmente aumentan la dificultad del intercambio gaseoso, que es la función principal del pulmón.
Los especialistas resaltaron la importancia de contar con una adecuada historia clínica con exámenes médicos, electrocardiograma, cateterismo, pruebas de medicina nuclear, resonancia magnética y/o tomografía ante la sospecha de este padecimiento, a fin de evitar sorpresas desagradables y la muerte.