La reciente apertura del Borgo Laudato si’ marca un momento simbólico y profético en la misión de la iglesia católica: demostrar que la ecología integral no es un accesorio de la vida cristiana, sino la forma misma de habitar el mundo.
Inspirado en la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco y reforzado por el Papa León XIV, el proyecto se presenta como un recordatorio de que “somos criaturas entre las criaturas, no creadores”.
Con ello, la iglesia busca transformar la preocupación ambiental en un compromiso concreto de vida.
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De la sensibilidad a la conversión ecológica
En el editorial de Desde la Fe se subraya que el reto no es “hacer algo ecológico”, sino replantear los estilos de vida, los modelos económicos y las decisiones públicas hacia el cuidado de la creación.
Citando a Francisco, se convoca a pasar de la contemplación pasiva a la acción transformadora que se basa en:
- La denuncia abstracta a la pedagogía de procesos
- Y a la sensibilidad ecológica a una auténtica conversión que alcance hábitos, economías y relaciones humanas
Una misión global desde la Arquidiócesis de México
La Arquidiócesis capitalina ha fortalecido esta visión a través de la Comisión de Ecología, con talleres, actividades y estrategias en conjunto con instituciones académicas y entidades de gobierno.
El llamado es universal y toca tanto la vida personal como las estructuras sociales para:
- Consumir menos y mejor
- Transformar el uso de energía en casas y templos
- Revisar esquemas financieros que afectan al medio ambiente
- Y poner en el centro el grito de los pobres y los vulnerables
Hacia una vida más sobria y agradecida
El Papa Francisco insistió en su momento en que se debe “recuperar una serena armonía con la creación”, reflexionar sobre el estilo de vida y contemplar al Creador en todo lo que nos rodea.
El Borgo Laudato si’ se convierte así en un signo que invita a todos a pactar con la Tierra y con los más necesitados, a vivir de manera distinta: más cerca, más sobrios y más agradecidos.
Con esta iniciativa, la iglesia Católica renueva su compromiso de ser voz en medio de la crisis ecológica, social y espiritual que atraviesa el mundo, recordando que la verdadera dignidad no está en dominar la creación, sino en custodiarla.