Ciudad de México, 7 ago. (AMEXI).- ¿Las bacterias sirven para otras cosas además de producir enfermedades? Claro que sí, y lo demuestran investigadores mexicanos que desarrollaron un cemento autorreparable capaz de sellar pequeñas grietas, con un aditivo a base de bacterias.
La mayoría de los tipos de bacterias no hacen daño y muchas son útiles para digerir la comida, destruir células causantes de enfermedades y suministrar vitaminas al cuerpo. También se utilizan para hacer alimentos como el yogurt y el queso.
Recientemente investigadores mexicanos del Tec de Monterrey desarrollaron un cemento autorreparable. Esto significa que las paredes de los edificios “podrían cicatrizar, de manera similar a como nuestra piel se regenera tras heridas y raspones”.
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Información difundida por la institución señala que esto es posible con un aditivo a base de bacterias que le ayudan a formar carbonato de calcio, un mineral con las características de un polvo blanco que se observa comúnmente en las regaderas y en los lavabos cuando se seca el agua, relacionado con propiedades vistas en materiales de antiguas edificaciones, algunas con más de 2 mil años, como el Panteón de Roma y el Coliseo Romano.

El material es químicamente estable
Alejandro Montesinos, del Grupo de Investigación en Descarbonización, Cambio Climático y Economía Circular del Tec de Monterrey y miembro del Institute of Advanced Materials and Sustainable Manufacturing, explicó que este material tiene una dureza específica y químicamente es muy estable.
Además, agregó, se produce de manera natural por la sola existencia del calcio, y las bacterias hacen que se transforme más rápida y fácilmente en carbonato.
Los investigadores hicieron pruebas con bacillus subtilis, que se alimenta de CO2 y desarrolla funciones de biomineralización, por lo que en su proceso de metabolismo produce el carbonato de calcio. Es decir, come dióxido de carbono y defeca carbonato.
Solución al dióxido de carbono
Este procedimiento también es una solución al CO2 que genera la industria cementera que arroja 2 mil 300 millones de toneladas al aire y 7% de emisiones con efecto invernadero global.
“En presencia de humedad (agua), la bacteria bacillus subtilis se alimenta de nutrientes como calcio y magnesio, así como CO2, y en su proceso de metabolismo produce carbonato de calcio. Cuando se combinan óxido de calcio con CO2, tarde o temprano, de manera natural y por equilibrio termodinámico, forman carbonato de calcio”; es un proceso que se puede simplificar y acelerar gracias a las bacterias, señala el investigador.
Comentó que las estalactitas son un ejemplo, hay bacterias que facilitan esas formaciones; no sólo es el agua con su contenido de calcio y magnesio, sino también hay bacterias y un proceso bioquímico que promueven su formación.
Mientras se alimenta con calcio y CO2, “la bacteria también se va convirtiendo en carbonato, en un proceso de biomineralización” que el investigador compara con el de los fósiles de dinosaurios, es decir, “ella misma termina convirtiéndose en piedra y sellando la grieta”.
Como modo de defensa y supervivencia, “la bacteria se deja morir, pero antes, se reproduce y deja huevecillos listos para que nazca la siguiente generación”.







