Ciudad de México, 29 mar. (AMEXI).- Tras la decisión de los fariseos de salvar al asesino Barrabás y condenar a Jesús, Poncio Pilato se lavó las manos y entregó al nazareno para su crucifixión.
En una escenificación de la Pasión de Cristo en la alcaldía Iztapalapa, que se celebra cada año desde 1833, el joven Cristopher Gómez, originario del Barrio San Miguel, quien interpreta a Jesús de Nazaret, escuchó su sentencia a muerte.
Pilato, quien por segunda ocasión recibió a Jesús ante la insistencia de las autoridades religiosas judías, se lavó las manos en señal de inocencia por la sangre que se derramaría, soltó a Barrabás para agradar a la multitud que pedía la muerte del nazareno, quien sufrió azotes y burlas.

No obstante, decretó la crucifixión de Jesús, quien con la cruz a cuestas, que pesa casi 100 kilos, recorre el camino hasta el Cerro de la Estrella.
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