El dirigente nacional de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), Álvaro López Ríos, advirtió que la crisis que atraviesa el campo mexicano “no se resuelve con pequeñas aspirinas”, y acusó al gobierno federal de actuar con “insensibilidad e improvisación” frente a la exigencia de un precio justo para el maíz y el sorgo.
“Han caído en una actitud de mojigatería, creyendo que con pequeñas aspirinas pueden contentar el enorme dolor que hay en el campo. Los productores están molestos, desesperados y al borde de la ruina”, sostuvo el líder campesino, al rechazar la propuesta oficial de pagar seis mil 050 pesos por tonelada de maíz blanco en los estados del Bajío.
Rechazan propuesta de Agricultura
En entrevista con Amexi, López Ríos calificó como “totalmente inaceptable” la determinación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), pues, dijo, “no representa un verdadero esfuerzo del gobierno federal ni de los estados, y mucho menos de los industriales, que tienen las bodegas llenas gracias a las importaciones desmedidas”.
Entre enero y septiembre se permitió la entrada de más de 822 mil toneladas de maíz extranjero, con el pretexto de combatir la inflación. Esa decisión de la Secretaría de Economía hundió los precios nacionales y dejó a miles de productores sin salida”, señaló.

De acuerdo con el dirigente, el esquema actual beneficia exclusivamente a las grandes industrias alimentarias, mientras los campesinos siguen recibiendo precios que ni siquiera cubren los costos de producción.
“Este modelo de mercado coloca a los medianos productores en situación de ruina, los expulsa del campo y debilita la soberanía alimentaria del país”, advirtió.
Exigen precios justos y control a las importaciones
La UNTA propuso que el precio de garantía del maíz blanco se eleve a siete mil 200 pesos por tonelada, y el del sorgo a seis mil pesos, en reconocimiento al incremento en los costos de producción, los fertilizantes y el transporte.
“Pedimos que el gobierno meta en cintura a los industriales y les retire la posibilidad de importar cuando y lo que quieran. No puede haber libre mercado cuando los productores nacionales están quebrando”, expuso López Ríos.
Recordó que desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, el campo mexicano fue sometido a una competencia desigual y al abandono institucional.
“Desde el salinato, el campo mexicano fue sacrificado. 30 años después seguimos pagando ese costo, con precios dumping, desprotección y olvido”, lamentó.
Preparan bloqueos y movilización nacional
Ante la falta de respuesta satisfactoria, López Ríos anunció que el movimiento campesino reiniciará bloqueos carreteros y tomas de casetas en Guanajuato, Jalisco y Michoacán, como medida inmediata de presión.
“La gente ya nos está comunicando que van a parar todo. Mañana mismo podrían cerrar carreteras y casetas en el Bajío. La indignación es general”, aseguró.

Además, reveló que las organizaciones campesinas preparan una movilización nacional hacia la Ciudad de México, que podría incluir el bloqueo de los accesos a Palacio Nacional.
“Hace años hicimos un ejercicio para ver cuánta gente se necesita para rodear Palacio Nacional y sabemos exactamente cuántos somos. No lo descartamos si el gobierno sigue sin escuchar”, abundó.
Llamado directo a Claudia Sheinbaum
López Ríos llamó a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y a su gabinete económico a demostrar “sensibilidad, generosidad y compromiso con el campo mexicano”.
Le pedimos a la presidenta que considere el historial de agravios contra el campo y el abandono al que ha sido sometido. Urge un programa de rescate agrícola como los que se han implementado para Pemex y la Comisión Federal de Electricidad”, planteó.
El dirigente lamentó que la Secretaría de Gobernación haya cerrado la mesa de diálogo con los productores, pese a las promesas de mantenerla abierta.

“Nos dijeron que la mesa permanente seguía disponible, pero en los hechos la cerraron y dejaron fuera a los campesinos. Esa actitud demuestra falta de voluntad política”, sostuvo.
“Queremos justicia, no dádivas”
López Ríos reiteró que la lucha del campo no busca subsidios, sino condiciones dignas para producir. “Los campesinos no pedimos limosnas. Queremos justicia. Queremos precios que nos permitan vivir de nuestro trabajo, no sobrevivir a costa de deudas”, expresó.
“Si el gobierno habla de autosuficiencia alimentaria debe empezar por garantizar precios que cubran los costos reales. No se puede pedir producción nacional mientras se abre la puerta a las importaciones que destruyen el mercado interno”, planteó.
Finalmente, el dirigente campesino advirtió que la paciencia del sector rural se agota y que, si no se atiende la demanda, “colapsarán las carreteras del país antes de que colapse el campo”.
Los campesinos del Bajío están dispuestos a movilizarse con maquinaria agrícola hasta la capital. “Si el gobierno no escucha, lo harán sentir con su presencia en las calles”, puntualizó.
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