La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo acusó que su administración enfrenta la obligación de cubrir lo que calificó como “la maldita deuda corrupta” heredada por Petróleos Mexicanos (Pemex) durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, un pasivo que, según dijo, presiona de manera significativa las finanzas públicas.
En su conferencia matutina desde Palacio Nacional, la mandataria explicó que, de no intervenir el gobierno federal, Pemex tendría que destinar en 2026 alrededor de 250 mil millones de pesos únicamente al pago de intereses y vencimientos, cifra que comparó con el costo total del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (75 mil millones de pesos).
“Esa deuda irresponsable, corrupta, que adquirieron Calderón y Peña a través de Pemex, nos toca pagarla a nosotros en esta administración. ¿Podemos no pagar? No, no se puede. Son deudas con bancos y fondos, y si Pemex las cubriera sola, saldría mucho más caro”, afirmó Sheinbaum.
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Pemex podrá sostenerse sola en 2027
La presidenta subrayó que el apoyo a la petrolera continuará al menos hasta 2026, pero confió en que para 2027 la empresa podrá sostenerse sin inyecciones extraordinarias de recursos públicos.
Por su parte, el secretario de Hacienda, Édgar Amador, detalló que 46% de la deuda histórica de Pemex vence durante el actual sexenio, con una concentración del 26% en 2025 y 2026.
Recordó que el endeudamiento de la empresa pasó de 43 mil millones a 105 mil millones de dólares en una década, sin que ello se tradujera en mejoras de producción o ingresos.
Amador cuestionó el destino de esos recursos, al señalar que en los sexenios anteriores la producción de gasolinas, diésel y petroquímicos cayó drásticamente, mientras el pasivo financiero se disparaba.
Rescate de Pemex es una prioridad
Sheinbaum insistió en que Pemex es patrimonio de la nación y que su rescate es una prioridad estratégica: “Este año todavía requiere apoyo, pero en 2027 Pemex saldrá adelante por sí misma”, sostuvo.
La declaración se enmarca en la presentación del Paquete Económico 2026, en el que el gobierno federal plantea mantener un manejo “responsable y humanista” de las finanzas, pero reconociendo que el saneamiento de Pemex seguirá siendo uno de los mayores retos fiscales del sexenio.