La tarde caía apenas sobre Paseo de la Reforma cuando, alrededor de las 15:40 horas, los primeros tambores comenzaron a sonar frente a la Glorieta de las Mujeres que Luchan. Era el arranque de la marcha del 25N, convocada por la Coordinación 8M-CDMX, para conmemorar el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Un contingente pequeño abrió el paso, pero conforme avanzaba, se transformó en una ola violeta.En la marcha participaron madres buscadoras, sindicatos, colectivas feministas, organizaciones estudiantiles, mujeres migrantes e internacionales. La ausencia del llamado Bloque Negro fue notoria; aun así, algunas jóvenes —encapuchadas de negro y algunas vestidas de rojo— caminaron con herramientas como martillos, aunque no hubo incidentes.
En un ambiente pacífico. Entre batucadas y banderas, el ritmo contagió a las participantes, que avanzaban entre los edificios protegidos con las vallas metálicas del corredor Reforma–Centro: desde plazas comerciales, negocios, hoteles, restaurantes, hasta la cubierta azul de Palacio Nacional, Catedral y, ahora sí, las joyerías de los Arcos.
Los reclamos que siguen retumbando en Reforma
Las consignas se repitieron una y otra vez, como un eco imposible de ignorar:
— “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más.”
— “Porque vivas se las llevaron, vivas las queremos.”
— “¡Alerta! ¡Alerta! Alerta que camina, la lucha feminista por América Latina…”
La Coordinación 8M denunció la crisis nacional que viven mujeres, niñas y disidencias, pues cada día asesinan a 10 mujeres y la mayoría de los casos quedan impunes; el 99.6 por ciento de las mujeres desaparecidas no son localizadas con vida; la brecha salarial persiste en 34 por ciento, y las madres buscadoras continúan siendo criminalizadas y asesinadas.”

Un alto simbólico por Ayotzinapa y Palestina
A mitad del recorrido, frente al Antimonumento a los 43, se realizó el ya tradicional conteo de los normalistas desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos.
Y a esa exigencia de justicia por los desaparecidos se sumó la solidaridad por una Palestina Libre. las asistentes gritaron consignas internacionales: “¡Alto al genocidio en Gaza! ¡Ruptura de relaciones con Israel, ya!”

Las exigencias: un pliego que apunta al Estado
Ya en el Zócalo que tuvo de fondo las vallas metálicas azules, la Coordinación 8M-CDMX hizo una declaración política feminista, anticapitalista y anti-patriarcal que denuncia la violencia sistémica en México y a nivel global.
Durante el mitin, y a través de las diferentes voces de sus participantes, se dio lectura al pronunciamiento en el que se critica fuertemente la violencia estructural y la impunidad que persiste en el país, señalando las altas tasas de feminicidios y la crisis de personas desaparecidas, de las cuales un creciente porcentaje son mujeres.
Se expuso la negligencia del sistema de justicia, la falta de una adecuada perspectiva de género y la continuidad de la precariedad laboral que perpetúa la brecha salarial y la pobreza, especialmente entre las mujeres indígenas.
Además de exigir el cese a la criminalización de la protesta y justicia para las madres buscadoras, el manifiesto se desliga del feminismo institucional, criticando que no resuelve las necesidades de las clases oprimidas.
A nivel internacional, el colectivo condenó a los gobiernos imperialistas y exige al Estado mexicano la ruptura inmediata de relaciones con Israel debido al genocidio en Gaza.

A diferencia de otras movilizaciones, la policía se mantuvo a distancia. Elementos de la SSC permanecieron en calles alternas, mientras equipos de gestión del Gobierno capitalino acompañaron el recorrido. Destacó la presencia de la titular de la Secretaría de la Contraloría General de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez Hernández, quien escuchó las demandas de las asistentes.
Un cierre sereno de la marcha del 25N en el Zócalo
Ya en la plancha del Zócalo, se leyó el pronunciamiento central de la Coordinación 8M. No hubo enfrentamientos ni incidentes; únicamente voces que, una tras otra, compartieron testimonios personales de violencia, impunidad y resistencia.
La marcha del 25N terminó como empezó: con tambores, con gritos, con rabia organizada… pero también con esperanza.
Porque, como se escuchó durante todo el recorrido, las calles seguirán siendo el lugar donde las mujeres exigen vivir.






