A tan solo unos días de haber iniciado formalmente su pontificado, León XIV dejó entrever lo que será una de las marcas distintivas de su liderazgo: será un Papa viajero, un pontífice que no se quedará encerrado en los muros del Vaticano, sino que irá al encuentro de los pueblos, llevando el Evangelio con los pies en la tierra y el corazón en las periferias.
El primer destino ya está marcado: Turquía, una visita que había quedado pendiente en la agenda del Papa Francisco y que León XIV ha decidido retomar.
Más allá del gesto diplomático, el viaje simboliza algo más profundo: el inicio de un pontificado con vocación misionera, activa y cercana.
Un Papa que camina con el pueblo
Para el padre Marco Antonio Luna Medrano, Prior Provincial de los Agustinos en México, no es sorpresa que León XIV ya esté pensando en salir de Roma.
En entrevista con la agencia de noticias AMEXI, el padre Luna Medrano señala que su espíritu agustiniano y su experiencia como hombre de comunidad marcarán una ruta distinta: “Creo que va a ser un Papa que camine con la gente, que no se quede en la Curia. Ya lo hemos visto convivir con la comunidad, comer con los hermanos, celebrar la Eucaristía junto a ellos. Ese contacto cotidiano no es algo superficial, es parte de su esencia”.
Luna Medrano reconoce en León XIV una síntesis interesante de sus predecesores: “Tiene la fuerza misionera de Juan Pablo II, la claridad doctrinal de Benedicto XVI y la sensibilidad pastoral de Francisco. Me atrevería a decir que recoge lo mejor de los tres. Por eso, no tengo duda: será un Papa que salga, que viaje, que abrace a la Iglesia universal desde sus diversas realidades”.
Unidad, respeto y diálogo
En la charla, el Prior Provincial de los Agustinos en México, abundó que de los primeros gestos que sorprendió al mundo fue el tono de su primer discurso. Breve, sí, pero profundamente significativo: unidad, puentes, respeto.
Desde ese momento, León XIV ha marcado distancia con discursos confrontativos. “Se dirige con respeto, con precisión, sin estridencias. Pero también con creatividad. Su mensaje ha sido claro: la Iglesia debe unir, no dividir”, señala.
Esta voluntad de construir puentes también se ha visto reflejada en los encuentros que ha sostenido con medios de comunicación, líderes religiosos y diversos grupos sociales.
“Ha reunido a distintos sectores, ha escuchado. Está generando un nuevo ambiente, más dialogante, más fraterno. Es algo que se valora profundamente”, agrega Luna Medrano.
La familia, núcleo irrenunciable
En medio de estos gestos de cercanía y apertura, León XIV también ha dejado claro que no se alejará de las enseñanzas fundamentales de la Iglesia.
En días recientes, el Papa reafirmó que la familia, conformada por hombre y mujer, sigue siendo el núcleo vital de la sociedad y de la vida cristiana.
“No es un regreso al pasado, como algunos creen. Es reafirmar el papel central que tiene la familia en la transmisión de la fe y en la construcción del tejido social”, explica el Prior.
Para el religioso agustino, esta postura no representa una cerrazón, sino una convicción: “La evangelización comienza en la familia. La Iglesia no puede perder de vista eso. No se trata de excluir, sino de fortalecer el corazón de la vida cristiana”.
Una Iglesia que vuelve a abrazar
Más allá de las palabras, lo que se espera de León XIV es acción. Y para Luna Medrano, hay un rumbo claro: una Iglesia que abrace, que escuche, que camine con los pueblos.
“Recordemos las últimas palabras de Jesús: vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio. Esa es la esencia de la Iglesia: ser misionera. Si le quitamos eso, la debilitamos. León XIV parece entenderlo muy bien”.
En ese sentido, se espera que el Papa no solo viaje, sino que también impulse una renovación pastoral desde dentro.
Una clave será el nombramiento de nuevos obispos, más comprometidos con las realidades de sus comunidades.
“El reto es formar una Iglesia que no se encierre en sí misma, sino que recupere su rostro compasivo, abierto, dispuesto a ir al encuentro”, afirma el agustino.
Por último, Marco Antonio Luna Medrano dejó claro que con apenas unos días al frente del pontificado, León XIV ya despierta esperanza.
“No solo por su juventud o por sus gestos, sino porque encarna una Iglesia que no quiere quedarse estática, que quiere volver a salir, a mirar a los ojos, a tocar las heridas del mundo.
“El Papa viajero ha comenzado su camino. Y todo indica que, más que un pontífice de escritorio, será un pastor con polvo en los zapatos”, finalizó.