Pese a que la cuna del paste es Inglaterra, en 1824 llegó a Hidalgo, particularmente a la comarca minera, como efecto de la migración británica; pero por sus cualidades nutricionales y buen sabor, actualmente es un alimento de amplio consumo en México.

Dada su creciente demanda, lo lógico sería pensar que es una genialidad de la antigua historia culinaria inglesa, pero lo cierto es que hace apenas unas décadas la creatividad mexicana encontró el modo de combinar la variada y rica gastronomía mexicana con la sólida y práctica envoltura tradicional del paste.
A medida que vamos adentrándonos más en su origen, desarrollo e incremento de su consumo, es lógico pensar que, en pocos años, el paste será ubicado como uno de los productos alimenticios más buscados en el género de la comida rápida.
“Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el paste mexicano se consume en todo el país y en algunas poblaciones de la frontera norte con Estados Unidos”, afirmó Luis Nahum Samperio, presidente de Fundación Pasteko.
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200 años de su llegada a México
Con motivo del 200 aniversario de la llegada del paste a México, la Fundación Pasteko anunció que presentará en marzo de 2025 un libro que reseña la historia, evolución y futuro de este alimento, que siendo inglés se ha convertido en mexicano.
En conferencia de prensa, el nutriólogo Luis Miguel Antón, colaborador en el best seller “Querido engordé a los niños”, mencionó los componentes alimenticios básicos del paste: harina de trigo, carne de res, cerdo o combinada, especias como orégano, manteca y cebolla.
“Podemos decir que sus principales cualidades son calóricas y proteicas, debido al aporte de energía de disponibilidad inmediata, así como el gramaje de proteína magra que obtenemos de este”, afirmó.
Para Carlos Padilla, escritor, investigador y editor del libro sobre los 200 años del paste en México, que presentara el próximo año la Fundación Pasteko, este alimento se ha visto favorecido por la riqueza de la cocina mexicana.
Gran variedad
Hizo referencia al paste clásico, preparado con papa, carne de res, poro, cebolla y chile, hasta el de mole poblano con pollo, pasando por el de frijol, atún, salchicha, solo por mencionar algunos.
Su gran variedad hace que no solo tenga una presentación de salados, también hay dulces: de arroz con leche, piña, guayaba y chocolate con nuez, entre otros, abundó.
Es un producto generoso que se le puede poner un toque especial de la cocina mexicana, por lo que ya se elaboran una variedad, según la época del año, así podemos encontrar pastes rellenos de chile en nogada en agosto; cochinita pibil en septiembre, dulce de calabaza en noviembre, así como strudel de manzana en diciembre, precisó.

Incremento en su consumo
Con todo ello, estamos viendo que cada día se convierte en una mejor opción a lo que el consumidor busca hoy en un aeropuerto, una central, una plaza o como un entremés o el postre de una reunión familiar, dijo.
“Va ganando mucho terreno entre los jóvenes y eso nos hace pensar que el boom de su consumo será exponencial en las próximas décadas”, afirmó Carlos Padilla.
Pasteko es una de las firmas líderes de mayor crecimiento en la comercialización de pastes, y Nahum Samperio mencionó que en 14 años de historia han pasado de vender decenas al día a miles.
A la fecha tienen presencia, por medio de tiendas propias y de franquicias, en 19 estados del país y en Texas en Estados Unidos, afirmó Luis Nahum Samperio.