A pesar de inversiones millonarias, los encharcamientos siguen repitiéndose: ¿opera la ciudad o convive con sus fallas?
La Ciudad de México (CDMX) fue escenario, otra vez, de lluvias que desbordaron la movilidad urbana. Se atendieron 13 encharcamientos, se retiraron 12 árboles caídos y un poste de energía, y se controló un corto circuito, según los informes del gobierno capitalino.
El operativo Tlaloque, activado por la SEGUIAGUA con apoyo de autoridades como la SSC, SGIRPC, Conagua y Bomberos, movilizó 88 equipos —policías, cuadrillas de drenaje, camiones hidroneumáticos y personal técnico— principalmente en Iztapalapa, Tlalpan, Coyoacán y Álvaro Obregón.
El operativo funciona. Pero con cada tormenta, los capitalinos advierten, una vez más, que los puntos críticos siguen siendo los mismos, lo que constituye un reflejo de prevención insuficiente.
Millones invertidos, pero el drenaje colapsa por las lluvias en la CDMX
Para 2025, el gobierno local anunció una inversión de mil 570 millones de pesos para reforzar el drenaje: 570 millones se destinarán a sustituir redes, y mil millones a comprar equipos y vehículos, como 40 nuevos camiones hidroneumáticos, de acuerdo con una nota de El Economista. Por si fuera poco, la Secretaría del Medio Ambiente informó que desde 2019 se han invertido mil 418 millones de pesos en sistemas de captación de agua de lluvia en 11 alcaldías.
Aun así, los mismos encharcamientos, las mismas calles afectadas, vuelven cada año. Cada colonia encharcada parece un testimonio de que las estrategias son reactivas, no transformadoras.
Cuando la reacción opera mejor que la prevención
El operativo Tlaloque llega cuando ya hay emergencia. Las autoridades capitalinas no están reaccionando menos, pero sus esfuerzos se muestran insuficientes frente al tamaño de los daños que ocasionan granizadas e inundaciones. El discurso oficial señala que 50% de los encharcamientos se debe a basura en calles y rejillas, un reflejo cotidiano. Pero es también una señal de que la gestión urbana es incapaz de eliminar sus propias fallas.
Persisten los problemas que generan las lluvias en la CDMX
El paisajismo urbano colapsa, persisten zonas bajas anegadas, como Iztapalapa o Periférico, y la infraestructura hídrica opera al borde de sus límites. Como lo plantea un análisis reciente publicado en el diario El País: no es culpa de Tláloc, sino de un sistema hidráulico colapsado, con drenaje profundo obsoleto, escasa prevención estructural y abandono de soluciones como humedales urbanos o desentubamientos. La ciudad sobrevive tolerando sus desgracias, mientras los estragos de las lluvias siguen ganando terreno.
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