La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo amplió este jueves la explicación sobre los trabajos binacionales entre México y Estados Unidos para enfrentar la contaminación que llega al Pacífico desde Tijuana y la entrega de agua establecida en el Tratado de 1944.
En su conferencia de prensa matutina, Sheinbaum Pardo subrayó que existen acuerdos vigentes, obras concluidas y mesas técnicas avanzadas que, remarcó, no se activaron a partir de la reciente publicación de Donald Trump, sino que estaban convocadas desde antes.
Recordó que el primer acuerdo sobre el tema ambiental se firmó durante la administración de Andrés Manuel López Obrador y derivó en la construcción de una planta de tratamiento edificada por ingenieros militares.
Esa instalación, explicó, ya está en funcionamiento y ha permitido iniciar la contención de descargas que durante años desembocaron en el océano.
Recientemente, abundó, se firmó un segundo entendimiento durante la visita a México de la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, y del titular de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), Lee Zeldin.
Ambos funcionarios viajaron a Tijuana para revisar la situación y establecer un nuevo marco de cooperación.
En este convenio, Washington se comprometió a ampliar una planta de tratamiento ubicada en San Diego, mientras que México realizará, a partir del próximo año, obras complementarias: nuevos colectores y la ampliación de la planta que ya opera.
El objetivo, dijo la mandataria, es eliminar las descargas al Pacífico y atender un problema histórico que afectó la salud pública y las playas de ambos lados de la frontera.
“Ya hubo un primer acuerdo y ahora hay un segundo. Son procesos que se están trabajando desde hace tiempo”, afirmó.
Siguen las negociaciones en la entrega de agua
Sobre el Tratado de Aguas de 1944, que regula la entrega de volúmenes hídricos entre ambos países, Sheinbaum explicó que la discusión actual es esencialmente técnica.
Los especialistas analizan cuánta agua puede entregar México sin afectar el consumo humano ni perjudicar a los agricultores, siempre considerando la disponibilidad real derivada de la precipitación pluvial y la capacidad física de la infraestructura.
“Por más agua que hubiera, un ducto no puede transportar más de lo que permite su diámetro”, ejemplificó.
Asimismo, comentó que también se evalúan las diferencias entre cuencas que hoy registran mayor o menor disponibilidad, a fin de cumplir con el tratado sin comprometer la seguridad hídrica nacional.
La presidenta recalcó que las reuniones en curso estaban programadas desde antes de la publicación de Trump y que, de hecho, la primera sesión técnica de esta semana ocurrió el martes.
“Vamos bastante avanzados”, aseguró. Destacó que ambas delegaciones mantienen buena voluntad para alcanzar acuerdos sin necesidad de tensar la relación mediante amenazas arancelarias u otros mecanismos de presión.
México ya ha realizado obras importantes durante el sexenio anterior para reducir la contaminación en Tijuana y , en caso de que surjan imprevistos, se atenderán “de inmediato” dentro de las mesas técnicas, puntualizó la mandataria.
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