Ciudad de México, 29 mar. (AMEXI).- Fieles, nazarenos, lugareños, turistas nacionales y extranjeros asistieron este Viernes Santo a la 181 representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, que se realiza desde que una epidemia de cólera asoló estas tierras capitalinas.
Las actividades del evento religioso se inician desde temprana hora y los nazarenos, que acompañan al actor que interpreta a Jesús, van y vienen entre las estaciones, acompañando al Cristo, como lo hacen desde el pasado Domingo de Ramos.
En la mañana pocas personas se reunían en las inmediaciones de la alcaldía, la mayoría en espera la procesión, que es el evento canónico que terminará con la crucifixión en el Cerro de la Estrella.
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Los nazarenos descansan un rato antes de subir el cerro con Jesús, muchos ya llevan sus pies vendados y lastimados, pero los mueve la tradición y fe para soportar el dolor. Hacen esto por mandas o promesas, van desde niños y niñas pequeñas hasta adultos con cruces que pesan más de 80 kilogramos.
Los visitantes van y vienen entre el tianguis y el mercado local, donde pese a la vigilia, se ofrecen tacos de bistec y chuleta.
Los menos, acuden al templo de San Lucas justo frente al escenario principal de la más famosa representación de la Pasión de Cristo.
En el templo se celebra una misa y algunos de las decenas de personajes, fariseos y romanos ponen atención al sermón. En la puerta de la iglesia, los feligreses se persignan ante una imagen de Cristo y reciben un ramo de flor de manzanilla para mejorar la salud.
Bajo los rayos del sol
Pasadas las 12 de la tarde y con un sol abrasador, la gente se agolpa en una entrada de la Macroplaza de donde entra Jesús de Nazaret al escenario principal para presentarse ante Poncio Pilato para recibir su sentencia por parte del pueblo, y donde Pilatos se hace su icónico lavado de manos.
En el lugar hay empujones entre los asistentes, la prensa y elementos de seguridad que resguardan la entrada, incluso romanos entran a los jalones y empellones, la situación no pasa a más y sigue la representación.
Miles de asistentes esperan el paso de la procesión en las estrechas calles, se dispersan entre las distintas estaciones que llevan al Cerro de la Estrella.
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Otros recorren el tianguis de artesanías y los juegos mecánicos que están justo frente al templo del Señor de la Cuevita, sobre la calzada Ermita Iztapalapa que está cerrada.