“Desaparecer Otra Vez”: el viacrucis de las mujeres buscadoras en México
Amnistía Internacional-México denuncia el patrón de violencias, omisiones y criminalización que enfrentan las mujeres que buscan a sus familiares desaparecidos; el Informe recoge más de 600 testimonios de mujeres buscadoras, desde México, Guatemala, El Salvador y Honduras.
“No querían que pusiera la denuncia (de desaparición de mi hija), porque tenía que esperar 72 horas. Según ellos, estaba con el novio muy feliz, y por eso no sabíamos de ella”, narra una madre buscadora anónima en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Como ella, miles de mujeres se encargan diariamente de buscar a sus seres queridos entre las más de 128 mil personas desaparecidas y no localizadas en México. A cambio, enfrentan violencias múltiples, omisión estatal, impunidad y, en al menos 16 casos documentados, la muerte.
“Las autoridades deben protegerlas”, exige Amnistía Internacional
En su reciente Informe titulado “Desaparecer Otra Vez. Violencias y afectaciones que enfrentan las mujeres buscadoras en México”, Amnistía Internacional documenta las condiciones bajo las cuales operan las buscadoras en 30 estados mexicanos y en El Salvador, Guatemala y Honduras.
La organización internacional recopiló más de 600 testimonios de mujeres que, además de perder a un ser querido, se enfrentan a nuevas violencias por atreverse a buscar.
Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía, declaró:
“Las autoridades deben garantizarles el derecho a buscar a sus seres queridos y también adoptar las medidas que pongan fin a las constantes y continuadas violaciones a los derechos humanos que ellas sufren al realizar su labor”.
Violencias acumuladas y discriminación estructural
Las buscadoras sufren una acumulación de violencias que se explica desde la discriminación estructural: por género, clase social, etnia, nacionalidad, orientación sexual o lugar de residencia.
Amnistía señala que el 97% (535 de 553) de las mujeres que respondieron el cuestionario reportaron haber enfrentado agresiones o afectaciones directas como consecuencia de su búsqueda.
Además, actualmente existen al menos 234 colectivas de familiares de personas desaparecidas en México, y más del 90% están integradas por mujeres.
Caso México: impunidad, omisiones y riesgo extremo
En México, la grave crisis de desapariciones ha obligado a las mujeres a convertirse en buscadoras, investigadoras, activistas y defensoras. Lo han hecho organizadas en más de 230 colectivas en todo el país, impulsando leyes, políticas públicas e instituciones a pesar de los riesgos.
Las autoridades, que tienen la obligación legal de buscar a las personas desaparecidas, suelen ser omisas o ineficaces, lo que obliga a las familias —madres, esposas, hijas, hermanas— a hacerlo solas y bajo amenaza.
“Yo he recibido amenazas por teléfono. Fui al MP a denunciar los números y me dijeron: ‘¿Por qué no cambia mejor su número?’… pero no puedo cambiarlo, porque mi hijo desaparecido es el único que se sabe”, relató una madre buscadora a Amnistía.
“Si no empujamos el caso, lo archivan”
Las buscadoras coinciden: si ellas no exigen resultados, sus casos quedan cerrados, olvidados, archivados. La impunidad, denuncian, es casi total.
Amnistía sostiene que la impunidad representa una doble violencia:
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Por un lado, la impunidad ante la desaparición, que ya de por sí daña profundamente la salud física y emocional de las buscadoras.
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Por otro, la impunidad ante las violaciones a los derechos humanos que ellas mismas sufren, lo que perpetúa la discriminación que enfrentan.
“La impunidad en estos casos es casi absoluta. Las autoridades no sólo no buscan a los desaparecidos: tampoco protegen a quienes sí lo hacen”.
La búsqueda como extensión del cuidado… y de la resistencia
Desde una mirada feminista, Amnistía subraya que el liderazgo de las mujeres en la búsqueda no es casual: está relacionado con los roles tradicionales de cuidado que la cultura les asigna. Pero ir más allá de esos roles implica resistencia, acción colectiva y reivindicación de agencia.
“Las mujeres buscadoras han construido espacios y formas de resistencia más allá de los roles de cuidado impuestos”, señala el documento.
“Buscan con dignidad, con rabia, con amor. Lo hacen solas, lo hacen juntas, lo hacen a pesar de todo”.
Voces desde el territorio: más testimonios de mujeres buscadoras
“Nos dicen locas, exageradas, problemáticas. Pero sin nosotras, nadie buscaría a nuestros hijos”, declaró una mujer de la sierra de Guerrero.
“A mi hermana se la llevaron en una camioneta y la policía nunca vino. Nos dijeron que mejor no denunciáramos porque nos podía pasar algo a nosotras también”, contó una joven de Coatzacoalcos.
“En el colectivo, hemos encontrado restos humanos con nuestras propias manos, y luego las autoridades ni siquiera recogen los cuerpos. Nos dejan con el trauma y el abandono”, dijo una madre buscadora de Sinaloa.
Frente a la situación de las mujeres buscadoras, ¿qué debe hacer el Estado?
Frente a la evidencia, Amnistía Internacional exhorta a los gobiernos de México, El Salvador, Guatemala y Honduras a:
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Reconocer y proteger legalmente la labor de las mujeres buscadoras.
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Garantizar su seguridad física y emocional.
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Investigar de manera efectiva las desapariciones.
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Acompañar con recursos reales el trabajo de búsqueda.
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Romper el ciclo de impunidad institucional.
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